lunes, 14 de marzo de 2011
Ética de la Primera persona
(...) "El autor empieza por presentar -con una evidente solidez profesional, pero a la vez de forma muy didáctica- la realidad del mundo financiero en el actual contexto de globalización, así como los problemas éticos que plantea bajo el prisma específico de la especulación. La proyección de sus razonamientos a otros conflictos morales en el ámbito de las finanzas resulta fácil.
La segunda parte del libro está dedicada a la Ética de la especulación y constituye a mi juicio una excelente síntesis, perfectamente asequible, del actual estado de la reflexión ética. Parte para ello el autor del entendimiento de la ética no como conjunto de normas o de prohibiciones que invaden o se yuxtaponen a una realidad financiera autónoma para «solucionar sus problemas», sino como algo que «ya está ahí», en cuanto está el hombre, autor, centro y fin de toda vida económico-social.
Hay en esta parte una buena exposición de la respuesta de diferentes corrientes filosóficas generales -economicismo, positivismo, tecnicismo-, cuyo predominio, como ha denunciado Benedicto XVI en Caritas in veritate, está en la raíz de la actual crisis financiera y económica. También se presentan de manera crítica las inconsistencias de las principales posturas éticas de «la tercera persona» e intermedias -utilitarismo, racionalismo normativista, estoicismo, ética dialógica y consensualismo, ética de la justicia y ética consecuencialista-.
Tras esta exposición -que puede resultar muy útil a quien quiera tener una buena panorámica, sobre presupuestos racionales, del actual pluralismo ético-, Eduardo Camino desarrolla, siguiendo fundamentalmente la propuesta de Leonardo Polo, los elementos de una «ética de la primera persona» y, específicamente, su aplicación a la especulación financiera. Analiza así los elementos básicos de esta propuesta, cuya perspectiva final es el bien global de la persona, «la vida lograda»: el bien, las virtudes y las normas. Un enfoque de la ética, en definitiva, a la que bien pueden aplicarse las palabras de Benedicto XVI en su última encíclica: es «amiga de la persona» porque se fundamenta en la verdad del ser humano.
Completa esta pequeña pero interesante obra una exhaustiva y bien estructurada bibliografía.
Jaime Urcelay
La segunda parte del libro está dedicada a la Ética de la especulación y constituye a mi juicio una excelente síntesis, perfectamente asequible, del actual estado de la reflexión ética. Parte para ello el autor del entendimiento de la ética no como conjunto de normas o de prohibiciones que invaden o se yuxtaponen a una realidad financiera autónoma para «solucionar sus problemas», sino como algo que «ya está ahí», en cuanto está el hombre, autor, centro y fin de toda vida económico-social.
Hay en esta parte una buena exposición de la respuesta de diferentes corrientes filosóficas generales -economicismo, positivismo, tecnicismo-, cuyo predominio, como ha denunciado Benedicto XVI en Caritas in veritate, está en la raíz de la actual crisis financiera y económica. También se presentan de manera crítica las inconsistencias de las principales posturas éticas de «la tercera persona» e intermedias -utilitarismo, racionalismo normativista, estoicismo, ética dialógica y consensualismo, ética de la justicia y ética consecuencialista-.
Tras esta exposición -que puede resultar muy útil a quien quiera tener una buena panorámica, sobre presupuestos racionales, del actual pluralismo ético-, Eduardo Camino desarrolla, siguiendo fundamentalmente la propuesta de Leonardo Polo, los elementos de una «ética de la primera persona» y, específicamente, su aplicación a la especulación financiera. Analiza así los elementos básicos de esta propuesta, cuya perspectiva final es el bien global de la persona, «la vida lograda»: el bien, las virtudes y las normas. Un enfoque de la ética, en definitiva, a la que bien pueden aplicarse las palabras de Benedicto XVI en su última encíclica: es «amiga de la persona» porque se fundamenta en la verdad del ser humano.
Completa esta pequeña pero interesante obra una exhaustiva y bien estructurada bibliografía.
Jaime Urcelay