martes, 15 de febrero de 2011
La Iglesia se entromete en los asuntos del Estado
Un reconocido sociólogo de la izquierda panameña publicó un interesante artículo de prensa (La Estrella de Panamá, /28-11-10), sobre el maltrato a la mujer y la falta de medidas sociales adecuadas para protegerla de las diferentes causas que originan el maltrato. El inventario de las causas enumeradas constituye una razonable exposición. Pero, hay un pero. Más bien, dos.
El primer pero es una frase desafortunada. En ella, el sociólogo culpa a “las iglesias” de “la inexistencia de programas de educación sexual, por la intromisión (de aquéllas) en los “asuntos del estado”. La inexistencia de esa ley es causa de violencia a la mujer, afirma.
Decir que la inexistencia de una ley de salud sexual se debe a la intromisión la Iglesia (¿La Católica?) en asuntos del estado, es una afirmación equívoca. Si se refiere al proyecto que circuló durante el gobierno pasado (social demócrata), se trata una copia servil de las aberrantes leyes impuestas por organismos de las Naciones Unidas. La firme oposición de la jerarquía católica y los grupos pro-vida y pro-familia católicos, así como de los grupos evangélicos, impidieron su aprobación como ley. De allí la expresión crítica del intelectual socialista.
El término empleado contra la Iglesia es ofensivo (“meterse en donde no lo llaman”). Pero, puede uno preguntarse: ¿Defender la vida humana, oponerse al aborto (asesinato) y a la eutanasia (suicidio asistido) es una intromisión en asuntos del estado? ¿Es el Estado el dueño de la vida humana? Estas calamidades están contenidas en aquellos proyectos. “Las iglesias”, todas (la católica, las evangélicas, la judía, la musulmana), más bien suelen atender a los huérfanos abandonados, a los ancianos olvidados por sus familiares; jardines de infancia y escuelas. Estas son “intromisiones” que los estados autorizan porque convienen a sus intereses y a la sociedad. En los gobiernos democráticos, esta supuesta intromisión es bienvenida.
Al sociólogo y a quienes piensan como él, le interesará saber que la Iglesia Católica atiende y sostiene en el mundo 5,853 hospitales; 16,445 dispensarios; 787 leproserías; 13,933 hogares para ancianos y minusválidos; 8,595 orfanatos; 16,640 jardines de infancia; 63,125 escuelas elementales, además de atender al 35% de los enfermos de SIDA en todo el mundo. Y hablamos solamente de centros de ayuda y asistencia social gratuitos. También sostiene y administra numerosas universidades, centenarias algunas, y entre las más prestigiosas del mundo, casi todas; colegios e institutos con cientos de miles de estudiantes; instituciones científicas y academias de reconocida reputación, que completan el cuadro mundial. (P. Francisco Galende, OSA, Estadísticas del 2002).
La aportación de la Iglesia panameña al país es reconocida, respetada y agradecida, por sus varios institutos de enseñanza y de asistencia social de todos los niveles. La empresa privada también tendría que ser acusada de intromisión, por las numerosas y variadas obras sociales que mantiene(...)
/blogs.hazteoir.org/opinion/2010/12/08/el-maltrato-a-la-mujer-¿y-al-hombre-por-miguel-a-espino/
El primer pero es una frase desafortunada. En ella, el sociólogo culpa a “las iglesias” de “la inexistencia de programas de educación sexual, por la intromisión (de aquéllas) en los “asuntos del estado”. La inexistencia de esa ley es causa de violencia a la mujer, afirma.
Decir que la inexistencia de una ley de salud sexual se debe a la intromisión la Iglesia (¿La Católica?) en asuntos del estado, es una afirmación equívoca. Si se refiere al proyecto que circuló durante el gobierno pasado (social demócrata), se trata una copia servil de las aberrantes leyes impuestas por organismos de las Naciones Unidas. La firme oposición de la jerarquía católica y los grupos pro-vida y pro-familia católicos, así como de los grupos evangélicos, impidieron su aprobación como ley. De allí la expresión crítica del intelectual socialista.
El término empleado contra la Iglesia es ofensivo (“meterse en donde no lo llaman”). Pero, puede uno preguntarse: ¿Defender la vida humana, oponerse al aborto (asesinato) y a la eutanasia (suicidio asistido) es una intromisión en asuntos del estado? ¿Es el Estado el dueño de la vida humana? Estas calamidades están contenidas en aquellos proyectos. “Las iglesias”, todas (la católica, las evangélicas, la judía, la musulmana), más bien suelen atender a los huérfanos abandonados, a los ancianos olvidados por sus familiares; jardines de infancia y escuelas. Estas son “intromisiones” que los estados autorizan porque convienen a sus intereses y a la sociedad. En los gobiernos democráticos, esta supuesta intromisión es bienvenida.
Al sociólogo y a quienes piensan como él, le interesará saber que la Iglesia Católica atiende y sostiene en el mundo 5,853 hospitales; 16,445 dispensarios; 787 leproserías; 13,933 hogares para ancianos y minusválidos; 8,595 orfanatos; 16,640 jardines de infancia; 63,125 escuelas elementales, además de atender al 35% de los enfermos de SIDA en todo el mundo. Y hablamos solamente de centros de ayuda y asistencia social gratuitos. También sostiene y administra numerosas universidades, centenarias algunas, y entre las más prestigiosas del mundo, casi todas; colegios e institutos con cientos de miles de estudiantes; instituciones científicas y academias de reconocida reputación, que completan el cuadro mundial. (P. Francisco Galende, OSA, Estadísticas del 2002).
La aportación de la Iglesia panameña al país es reconocida, respetada y agradecida, por sus varios institutos de enseñanza y de asistencia social de todos los niveles. La empresa privada también tendría que ser acusada de intromisión, por las numerosas y variadas obras sociales que mantiene(...)
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