miércoles, 22 de septiembre de 2010

Prohibido el romanticismo

Dice no sé qué informe que las películas románticas dan unas espectativas falsas sobre el amor. Parece ser que algunos no se creen que el amor pueda ser incondicional, que pueda suponer entrega total hasta la muerte; que supere la traición, el dolor y la indiferencia. Cree el ladrón que todos son de su condición y, aquellos a los que les ha ido mal, piensan que el amor verdadero no existe. Lo malo no es eso, - que es una pena -, sino que intentan convencernos a los demás de que sus fracasos eran inevitables porque el romanticismo es un timo para incautos. Como en la fábula de la zorra y las uvas, dicen que no las quieren porque están verdes. Pretenden que renunciemos a lo más valioso de la vida, sólo para no darles envidia; en una palabra, para no hacerles sentir mal. Es como quien pretende suprimir el día del padre porque es huérfano.

Pero siento tener que darles un disgusto: el amor es todo eso que sale en las películas, y mucho más. De hecho, los actores sólo se aproximan ligeramente a la profundidad de un sentimiento que ha sido el motor de la humanidad en toda su historia. El amor es mucho más hermoso, más puro, más fuerte, más grande, más poderoso, que todo lo que pueda imaginar un guionista de cine.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no
tiene envidia, el amor no es jactancioso,
no se envanece; no hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita, no guarda
rencor; no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. 

Las profecías se acabarán, cesarán las
lenguas y la ciencia se acabará, pero el
amor nunca dejará de ser.
Porque en parte lo conocemos y en parte lo
profundizamos; mas cuando venga el Amor 
perfecto, entonces lo que es en parte 
se acabará.

Y de los tres que ahora permanecerán,
la fe, la esperanza y el amor, el mayor
de ellos es el amor.


~Corintios 13~ 

 Quería escribir algo propio sobre el tema, pero la verdad es que, frente a estas frases de la Biblia, todo queda deslucido. No se puede negar el amor, porque es la mejor manera de no conocerlo nunca a fondo. El amor de los padres, los hijos, los amigos y, muy especialmente, el de los esposos es la manifestación de Dios entre los hombres. Viva el romanticismo.