martes, 3 de agosto de 2010

¿Alguien me puede explicar esto?

Entrevista con Valter Tarantini sobre el aborto

Author: Contrautopía Category: Italia, aborto
Friday
Jun 25, 2010
Traduzco al español la entrevista con el ginecólogo Valter Tarantini que publicó la semana pasada la revista italiana Tempi oggi:
Después de una vida trabajando en hospitales de medio mundo, el Dr. Tarantini se divide hoy entre el ambulatorio de Forli y una clínica suiza. Valter Tarantini tiene 61 años, es ginecólogo y, desde 1978, año en que se promulga en Italia la ley del aborto, practica "interrupciones voluntarias del embarazo". Ha practicado miles de abortos, a razón de unos 300 al año, es decir, unos 10.000 a lo largo de toda su vida laboral. Tempi oggi le ha preguntado sobre los cambios habidos después de 30 años de ley del aborto en Italia.
Doctor Tarantini, ¿es verdad que desde la legalización del aborto han aumentado los casos de mujeres que abortan más de una vez?
Hoy el aborto no es ya la “ultima ratio”. Interrumpir un embarazo se ha convertido en algo de lo más normal, incluso en algo menos grave que otras cosas. Antes se abortaba para atacar la moral imperante. Esto ha llevado a la destrucción de esa moral, de modo que el 80% de mis pacientes ya han abortado antes. Entre mis pacientes la media va de tres a seis abortos por mujer. Tengo una que ha abortado 40 veces.
¿Qué explicación encuentra para que una mujer prefiera abortar en vez de usar métodos anticonceptivos?
Pues que el aborto se ha convertido en un método anticonceptivo. Por eso pienso que una ley del aborto no contribuye a que disminuya su número, sino que se convierte en una forma de control de la natalidad. En relación con el número de niños nacidos, el aborto no ha hecho más que aumentar desde la promulgación de la ley.
¿No sería mejor, por tanto, mejorar el acceso de las mujeres a los métodos anticonceptivos?
Para nada. Las mujeres que más abortan son las que tienen más dinero y más estudios, y conocen perfectamente los métodos anticonceptivos. Lo que pasa es que no les importa abortar, les parece algo banal, lo mismo que tomar la píldora, no ven la diferencia. Algunas me dicen: “Sabe, doctor, es que si tomo la píldora, engordo”. La contracepción requiere un esfuerzo, abortar es más rápido. Es posible que algunas mujeres actúen así porque tienen algún problema mental, pero la mayoría lo hace porque le parece lo más cómodo.
¿Y por qué nadie habla de esto? ¿Por qué no se habla de esta reincidencia en el aborto?
Porque eso sería como admitir que el sistema sanitario no funciona. Y lo que no funciona es la ley del aborto, incluso en el caso de que se aplicara más intensamente la parte que habla de potenciar la prevención y la asistencia. El problema radica en que si alguien no piensa que la vida de su hijo es la cosa más importante, no hay nada que hacer. Antes lo más importante era tener al niño, se daba incluso la vida por tenerlo; nuestros padres eran más felices que nosotros. Por algún motivo que desconozco, todo esto ya no existe. Le pongo un ejemplo. Me llega con una amiga una chica de 25 años que quiere que le practique un aborto. Ven al niño en el monitor y empiezan a reirse: “Qué mono -decían- mira cómo se mueve”. Otro caso. Una mujer viene para abortar y me dice: “Doctor, ¿me puedo llevar la foto de la ecografía de recuerdo?”. Por no hablar de las preguntas más frecuentes: “¿Era niño o niña?” “¿Cuándo puedo volver a tener relaciones sexuales?” “¿Cuándo puedo comer?”.
¿Ve alguna solución?
Le he propuesto a Gianfranco Fini y a la Lega Nord que las interrupciones del embarazo que se realicen en el sistema público haya que pagarlas. No entiendo porqué el contribuyente le tiene que pagar de sus impuestos 1.300 euros a una persona que no está enferma, que está bien y que no tiene ningún problema.

¿Qué le parece la decisión de la región de Lombardia de dar más dinero a los “Centros de ayuda a la vida”?

Que no resuelve el problema. La razón principal por la que se aborta no es económica. Al contrario, vuelvo a decirle que las mujeres que más abortan son las que tienen una buena situación económica. Las únicas que se salen de esta norma son quizá las inmigrantes. Las que abortan más de una vez no quieren ni siquiera hablar con la asistente social. Uno no tiene un hijo por dinero, lo tiene por otro motivo. El punto fundamental radica en el rechazo a la maternidad.
Si una paciente le pide que le practique un aborto con motivos inconsistentes, usted, que no es objetor a la ley, ¿puede rechazar la intervención?
Si lo hiciera saldría en los periódicos y me denunciarían, porque no habría aplicado la ley. Si una mujer quiere abortar siempre encontrará un motivo. Hace un tiempo me vino una pareja joven y sin problemas económicos porque querían abortar al primer hijo. Les pregunté el motivo, y me dijeron que era muy pronto para tener niños. “¿Y cuándo tienen previsto tenerlos?”, les dije. “El año que viene”, me contestaron. Está claro que en este caso no había ningún motivo para interrumpir el embarazo, pero encontraron uno. Te dicen que si no lo haces, se tiran por la ventana, que les arruinas la carrera profesional. Cada vez hay más médicos objetores por todo esto.
¿La “píldora del día después” (Ru486) ha empeorado las cosas?
No es más que una consecuencia. El aborto se está convirtiendo en un negocio sucio que nadie quiere ver de cerca. Ni los médicos, ni la sociedad, ni las mujeres, que ya no saben ni en qué consiste.
Usted afirma que es necesario redescubrir el valor de la maternidad. ¿No puede ayudar a las mujeres que encuentra en su desempeño como médico?
¿Pero no ve lo que está pasando? No serviría para nada. Antes existían algunos ideales, se daba la vida por algo. Hoy lo único que interesa es el placer del momento, el hedonismo exagerado. Mi madre me quería de verdad, ha hecho enormes sacrificios por mí, e incluso cuando me daba unas bofetadas me decía lo que estaba bien y lo que estaba mal.

Igual es lo que tendría que hacer con sus pacientes

No sé si me escucharían. Me dirían que soy un pesado, que no les dé la lata. No basta ni siquiera cuando les digo que un hijo es un bien en cualquier caso, que la vida existe desde el principio.
Si piensa de esta forma, ¿por qué sigue practicando interrupciones del embarazo?
Empecé a hacerlo hace 25 años, porque vi morir a dos mujeres debido a abortos clandestinos. No quiero que se vuelva a aquella situación. Lo hago porque hay algunas pocas mujeres que están desesperadas.
¿No sería mejor que hiciera como sus padres y les mostrara un ideal más alto, el valor de la vida, en vez de acallar su conciencia de esta manera?
No lo sé… Yo no soy nadie, el mundo entero seguiría diciendo lo mismo. Vivimos en una época que se parece mucho al final del Imperio Romano, la época de la decadencia, de los bárbaros que avanzan. Y nosotros, en vez de combatirlos, los imitamos. ¿Qué puedo hacer yo solo? Nada va a cambiar si yo dejo de practicar abortos.
Cuando cayó el Imperio Romano, los monjes se dedicaron a reconstruirlo de nuevo e incluso llegaron a convertir a los bárbaros…
Lo mismo los cristianos ya no somos igual de valientes, nos avergonzamos de nuestro cristianismo. Hubo un tiempo en que los cristianos se dejaban devorar por los leones, hoy salimos huyendo. Hubo un tiempo en que queríamos a nuestros hijos, ahora los matamos. Igual el problema somos nosotros. Y son los bárbaros los que esta vez acabarán por convertirnos.

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