Sin embargo si hablamos de una alianza objetiva, de algo basado en el compromiso de querer superar cada día, saber que pueden surgir tentaciones y conflictos que nos inviten a abandonar pero que la fidelidad no es solo posible sino fuente de felicidad. El matrimonio no puede estar basado en una actitud burguesa, comodona, meramente espontanea.
Los momentos de crisis que surgen en todo aquello que está vivo pueden servir para hacer más fuerte el compromiso. Se crea o no en la indisolubilidad del matrimonio, la mejor manera de cimentar uno duradero es actuar como si lo fuera; sólo de esa manera se pueden mantener las ganas.
En los próximos días iré exponiendo algunos de los consejos que Burgaff plantea para proteger el matrimonio. Una institución que facilita una sociedad más fuerte y equilibrada y unas personas, mayores y niños, más felices.
anibalcuevas.blogs.com/ser_audaces/2010/06