viernes, 25 de junio de 2010
Toros: una animalada
El otro día vi un reportaje vi un reportaje en televisión sobre unas fiestas en un pueblo donde los mozos había matado a golpes a una vaquilla. Había que escuchar a la comentarista diciendo que aquello era una salvajada inhumana. Sin embargo, cuando mueren en la plaza, tienen una muerte digna. No sé si alguien le ha explicado al toro que es mucho mejor ser torturado a traición por el torero; y si les sirve de consuelo. Luego sacaban los toros con fuego en los cuernos y también decían que eso era cruel y debería estar prohibido -yo pensaba que ya lo estaba. Pero sigue sonando ridículo que se hagan ese tipo de distinciones. Todo espectáculo que supone hacer sufrir a un animal sin necesidad resulta algo vergonzoso; llámese corrida de toros, encierro, toros embolados o lo que sea.
En otro programa les preguntaban a unos extranjeros qué opinaban de España. Todos ellos decían que estaban en contra de la fiesta nacional, y que les parecía además impropio de cristianos. Para mí es un motivo de vergüenza, porque en practicamente todos los países del mundo se nos considera unos salvajes a causa de esa tradición. Estoy segura de que si se hiciera un referendum en España, ganaríamos los que estamos en contra. Pero esto es un negocio tremendo, con raíces económicas y sociales, difícil de errradicar. Sobretodo, si nadie se decide a dar la cara. Señores periodistas: tan animalada es matar a un animal a golpes como clavándole pinchos en la espalda. No me vengan con el doble lenguaje de lo políticamente correcto. Siempre me pregunto si viviré lo suficiente para ver el fin de este horrendo espectáculo.
En otro programa les preguntaban a unos extranjeros qué opinaban de España. Todos ellos decían que estaban en contra de la fiesta nacional, y que les parecía además impropio de cristianos. Para mí es un motivo de vergüenza, porque en practicamente todos los países del mundo se nos considera unos salvajes a causa de esa tradición. Estoy segura de que si se hiciera un referendum en España, ganaríamos los que estamos en contra. Pero esto es un negocio tremendo, con raíces económicas y sociales, difícil de errradicar. Sobretodo, si nadie se decide a dar la cara. Señores periodistas: tan animalada es matar a un animal a golpes como clavándole pinchos en la espalda. No me vengan con el doble lenguaje de lo políticamente correcto. Siempre me pregunto si viviré lo suficiente para ver el fin de este horrendo espectáculo.