miércoles, 26 de mayo de 2010

La perversión de las palabras 3

Hijos

Durante milenios, una de las grandes aspiraciones del ser humano era tener muchos hijos, cuidarlos y verlos crecer. Ahora, los hijos se han convertido más bien en un objeto de consumo, una especie de lujo al alcance de pocos. Los que nacen, reciben un exceso de cuidados materiales al tiempo que una falta de atención real a nivel emocional y humano. No hace falta aclarar que muchos no llegan a nacer porque son abortados. Realmente, los hijos deberían seguir siendo el principal objetivo de nuestras vidas, porque ellos son nuestro legado al futuro y el único medio de renovación de la humanidad. No hay tarea más difícil ni más importante que preparar a los niños para el futuro y procurar que sean buenas personas. Lo demás, son maneras de ganarse la vida o pasar el tiempo.

Familia

Sin hay un concepto que ha perdido todo su sentido es éste. La familia había sido siempre la base de la sociedad; el lugar natural donde se desarrollan los afectos y se aprende a convivir. Ahora, supone cualquier amalgama de personas compartiendo una misma vivienda; es decir: hijos de distintos padres o incluso de padres desconocidos (inseminaciones), segundas o terceras parejas (incluso del mismo sexo), etc... Ante ello, esta institución ha perdido todo su valor como punto de apoyo para las personas. Se esperaba que la familia fuera algo inamovible que te acompañara hasta el fin de tus días. Al no tener esa referencia, los jóvenes se sienten perdidos, no sabiendo a quién acudir con sus dudas y buscando consejo en lugares erróneos.