miércoles, 3 de marzo de 2010
Positivismo
Recuerdo que, cuando empecé en los blogs, me reprochaban que no escribía de cosas alegres, sino de lo que me preocupa. Cada uno es como es y, la verdad, yo no tengo inspiración para escribir sobre las mariposas y las flores. Escribo como hablo y digo lo que pienso; aunque procuro suavizarlo un poco. Para relajarse y disfrutar existen miles de páginas en Internet. El optimismo está de moda. No creo que mi misión sea entretener, sino hacer pensar a los demás. Mi plan no es apoyar, sino sembrar dudas, precisamente, sobre el tiempo de sociedad que deseamos. Sin merecer el honor de esta cita, yo tampoco he venido a traer la paz, sino la guerra. El que desee deleitarse en la belleza o que le dén sistemáticamente la razón, haga lo que haga y diga lo que diga; desde luego, no tiene nada que hacer en esta página. Pero, para eso existe la diversidad en el mundo
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Por supuesto, no es obligatorio leer este blog. Si tanto les importa a algunos que proteste o que vea las cosas tan negras, entonces no se entiende por qué me siguen; por qué cuando tenía comentarios, muchas veces me daban la razón. Tal vez sea que, después de todo, no estamos en posiciones tan opuestas: ni ellos son forofos de la realidad, ni yo vivo amargada. Me considero una persona feliz, casi siempre. Tengo la vida y la familia que deseo. Procuro salir a la calle con una sonrisa y tratar a los demás como me gustaría ser tratada. No me defiendo si no me atacan. No soy un monstruo que se come a la gente. De hecho, soy tan inofensiva que lo normal es que me muerdan a mí. Pero eso no significa que esté dispuesta a callar y otorgar. Nunca dejaré de explicar mis puntos de vista.
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Por supuesto, no es obligatorio leer este blog. Si tanto les importa a algunos que proteste o que vea las cosas tan negras, entonces no se entiende por qué me siguen; por qué cuando tenía comentarios, muchas veces me daban la razón. Tal vez sea que, después de todo, no estamos en posiciones tan opuestas: ni ellos son forofos de la realidad, ni yo vivo amargada. Me considero una persona feliz, casi siempre. Tengo la vida y la familia que deseo. Procuro salir a la calle con una sonrisa y tratar a los demás como me gustaría ser tratada. No me defiendo si no me atacan. No soy un monstruo que se come a la gente. De hecho, soy tan inofensiva que lo normal es que me muerdan a mí. Pero eso no significa que esté dispuesta a callar y otorgar. Nunca dejaré de explicar mis puntos de vista.