Lo que el amor ha unido... Facebook lo separa
Flirteos con conocidos que quedan escritos y a la vista del cónyuge; malentendidos derivados de comentarios inapropiados de amigos, disputas por fotos poco decorosas o relaciones anteriores que se convierten en ’nuevos contactos’ están a la orden del día en las redes sociales y pueden provocar una ruptura.
Así, no es de extrañar que, de los 75 millones de usuarios de Twitter, la popular red de microblogging, sólo un 15 por ciento reconozca que emplea esta red para establecer vínculos con su pareja, según reveló el director de Cool Insights, Victor Gil, en la presentación de I Estudio Twitter como generador y difusor de innovación.
Para bien o para mal las redes sociales se han convertido en un actor clave en la sociedad, sirven para comunicarse, informarse, compartir fotografías... Pero también son un reflejo de la vida de sus usuarios que abre las puertas de su intimidad a todos sus conocidos, incluida a la pareja que, aunque cree saberlo todo de su enamorado, a veces descubre que se equivocaba.
Precisamente para eso, para averiguar qué secretos esconde la pareja, han surgido algunas empresas que desarrollan software "espía" que permite espiar electrónicamente los mensajes que envía o recibe el cónyuge. Posteriormente, estos e-mails pueden incluso llegar a servir de prueba en demandas de divorcio.
Ahora bien, no siempre es necesario recurrir a métodos tan sofisticados, ya que lo que se vierte en la red no tarda mucho en convertirse en un ’secreto a voces’. Así, dicha firma de abogados contaba como una mujer había roto su matrimonio tras descubrir que su marido tenía una relación virtual con alguien a quien no conocía físicamente y otra al descubrir que su pareja dormía con una chica de compañía en Second Life.
Otras veces, el conflicto proviene de un hecho mucho más evidente: la presencia de la pareja en redes empleadas fundamentalmente para ligar o el hecho de que uno de los cónyuges dedique ’demasiado’ tiempo a Internet. Éste último es el caso del 49 por ciento de los internautas españoles, lo cuales, según Yoigo, dedican más tiempo a navegar por Internet que a estar con su pareja.
Pero el papel de las redes sociales no termina cuando la relación llega a su fin. Antes, cuando una pareja rompía y cada uno seguía su camino, sólo cabía esperar o temer un encuentro fortuito que, en la mayoría de los casos, ni siquiera llegaba a producirse; como mucho algún amigo en común contaba algunas noticias de cómo le iba al otro pero nada más. Ahora las cosas han cambiado, cualquiera puede buscar el nombre de su expareja en Google y encontrarse con su perfil en Facebook. Cualquiera puede hacerlo y, según Yoigo, el 43 por ciento lo hace.
Y es que cuando se rompe una relación y tras el correspondiente reparto de regalos y recuerdos, ahora viene la desvinculación a través de redes sociales. Se le elimina como amigo/a en Facebook, se le bloquea en Tuenti... Pero ¿y los amigos comunes? Y ¿qué pasa con el perfil abierto? Las redes sociales pueden llegar a ser una tentación difícil de vencer para los nostálgicos y para los que no acaban de pasar página.
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