sábado, 19 de diciembre de 2009

Escribir columnas

Esto es un fragmento de un artículo de Andrés Ibáñez:
"A cada columna que escribes, me dicen, te ganas un enemigo. Me pregunto si lo contrario no será también cierto, y si no me ganaré también amigos por ahí, amigos desconocidos y mudos. Pero ¿cómo puede ser enemigo mío alguien que no sabe nada de mí, que no sabe cómo suena mi voz, alguien con quien jamás he hablado? En este país se odia demasiado. Me pregunto a quén estaré ofendiendo al escribir esta columna. Me pregunto qué maravillosa oportunidad de mi vida estaré borrando para siempre en este momento, palabra por palabra. Quién estará decidiendo en este momento ir a por mí. Quién estará decidiendo cerrarme la puerta para siempre. Puertas de las que no había ni oído hablar, oportunidades que no había imaginado.(...) Uno piensa que cuando escribe lo que hace es construir una casa. Crear una isla. Una barca. Una góndola. La barquilla de un globo aerostático. Una nave espacial. Algo que acoge, que recibe, que avanza, que llega. Esto es lo que debería ser realmente escribir, y lo que sin duda será en otros lugares más reales que este lugar en que vivimos. (...)"

A veces yo también me pregunto cómo es posible que tanta gente que no me conoce me juzgue precipitadamente a partir de un solo artículo. Me pregunto cómo me imaginarán: algunos muy guapa y otros muy fea, algunos muy formal y otros vulgar, según sus simpatías. Es lo que tiene este mundo de dos dimensiones donde sólo nos comunicamos a través de lo escrito. Supongo que ya me he acostumbrado, pero al principio me chocaba mucho que tanta gente se creyera una autoridad en mi persona, pero sobretodo que algunos pudieran incluso llegar a insultarme sólo por no estar de acuerdo conmigo. Pero ahora lo comprendo mejor después de leer este otro artículo "Del diálogo al pressing catch", publicado en Abc:

"Los todólogos, una suerte de especie protegida en vías de peligrosa reproducción, copan hoy los principales medios informativos de nuestro país. (...) Los todólogos opinan con pretendida autoridad sobre los aspectos más diversos sin arredrarse ante la complejidad de los mismos. Lo hacen exhibiendo casi siempre un conocimiento admirable, si tuviera una sólida base, y unas dogmáticas certezas que sonrojan a quienes comprenden que el saber requiere algo más que una rápida y superficial documentación en ese supermercado de la inmediatez que es internet. (...) Junto a esos todólogos militantes conviven también tertulianos que se afanan en introducir opiniones formadas, razonamientos que faciliten la interpretación de los acontecimientos huyendo del slogan propagandístico. Sin embargo, el enfrentamiento es desigual, pues los todólogos son como comprometidos luchadores de pressing catch que llevan su lucha al límite con magistral impostura para construir un magistral espectáculo."

"Escribir en España es llorar". Larra