lunes, 2 de noviembre de 2009

Noventa, sesenta, noventa

Parece ser que han sacado una nueva serie española, cuyo argumento justifica la relación entre un hombre de cuarenta años y una chica de dieciseis. Decía el protagonista, Jesús Olmedo, que le parece muy bien, que el amor es imparable y hay que dejarse llevar. Una cosa es el amor y otra muy distinta el deseo sexual hacia una jovencita. Naturalmente, el hombre siempre sale ganando en este caso. Es la chica quien arruina su vida, metiéndose en una relación seria cuando todavía debería estar aprendiendo a vivir. Me parece de un cinismo increíble que quieran plantear eso como una historia de amor. No puede haber una relación igualitaria cuando uno de los dos no sabe todavía nada de la vida, porque no ha tenido tiempo para adquirir la experiencia necesaria. Es más bien una relación patológica donde se confunden la figura del padre, la admiración y el afán de control total. No existe verdadera libertad si ambos no están al mismo nivel de maduración psicológica.

Pero no puedo decir que me extraña ya nada, después de que otras series hayan abordado también este tema. Luego van diciendo que hay que tener cuidado con internet, porque los pederastas captan adolescentes por medio de las redes sociales. Pero, cuando se trata de tener audiencia, todo vale. Parece que estos productores no tienen hijas ni hermanas. En la otra cara de la moneda, he leído unas declaraciones de David Cantero, que me han gustado mucho: "Enamorarse es un proceso enriquecedor, que nos rejuvenece, pero pasa, Entonces, cuando pasa esa efusividad, es cuando hay que aprender a amar de verdad, a respetar y a valorar todo de ella". Es fácil dejarse llevar por el deslumbramiento inicial, pero hay que mantener la cabeza fría y pensar si esa relación merece la pena y les van a hacer felices a ambos. De otro modo, la pareja estará condenada al fracaso desde el primer momento y uno de los dos saldrá muy perjudicado.