sábado, 21 de noviembre de 2009
Prostitución
El oficio más antiguo del mundo es algo casi imposible de erradicar, mientras existan mujeres con necesidades económicas y hombres dispuestos a pagar por sexo. Sin embargo, que exista desde siempre, como el incesto, no quiere decir que sea algo admisible o recomendable. La inmensa mayoría de las prostitutas ejercen obligadas por las circunstancias o por alguien determinado. Muchas son tratadas como esclavas del sexo. La solución no creo que sea legalizar la prostitución o inscribirlas en la Seguridad Social. Eso sólo tendría el efecto de aumentar su número, igual que sucedió con las drogas blandas. No hay más que ver el caso de Holanda. La prostitución conlleva alrededor todo un entorno delictivo, donde la droga, la extorsión y la explotación infantil son algo intrínseco. No existe el comercio sexual inofensivo.
La prostitución hay que intentar erradicarla porque se trata de violencia contra la mujer. Las prostitutas, por supuesto, no disfrutan de su trabajo y además corren muchos riesgos para su salud y su integridad física. La prostitución no es un derecho más de las mujeres, sino un trabajo degradante e indigno. Por supuesto, no se puede ignorar que la mayor culpa en estos casos corresponde a los clientes, que utilizan sus servicios despreocupándose de las circunstancias que han llevado a estas mujeres a vender su cuerpo. Naturalmente, ellas fingen que no les importa porque les va en ello la supervivencia, a veces literalmente, pero no deberíamos dejarnos engañar por un truco tan viejo como el propio oficio. No entiendo cómo la sra. Aguirre ha caído en esa trampa.
La prostitución hay que intentar erradicarla porque se trata de violencia contra la mujer. Las prostitutas, por supuesto, no disfrutan de su trabajo y además corren muchos riesgos para su salud y su integridad física. La prostitución no es un derecho más de las mujeres, sino un trabajo degradante e indigno. Por supuesto, no se puede ignorar que la mayor culpa en estos casos corresponde a los clientes, que utilizan sus servicios despreocupándose de las circunstancias que han llevado a estas mujeres a vender su cuerpo. Naturalmente, ellas fingen que no les importa porque les va en ello la supervivencia, a veces literalmente, pero no deberíamos dejarnos engañar por un truco tan viejo como el propio oficio. No entiendo cómo la sra. Aguirre ha caído en esa trampa.