Reconozco que le compro a mi hija mayor una revista de esas que sólo hablan de actores y cantantes, pero es la más suave que hay en el mercado. Sin dar nombres, que ahora hay que tener cuidado con esas cosas, puedo decir que existe otra revista que debería ser para mayores sin reparos. No me explico cómo nadie actúa contra esa clase de publicaciones. Una cosa es la libertad de información y otra la apología del "pavo".
Ya se sabe que los adolescentes de por sí tienden a creer que sólo ellos tienen la razón, que todo lo que se hizo en el pasado está equivocado, que sus padres han nacido ayer y sus amigos, en cambio, son una enciclopedia ambulante. Precisamente por eso, la labor de la sociedad debería ser calmarlos, ayudarles a darse cuenta de que aún les queda mucho por aprender y que esa es la tarea más importante que tienen en sus vidas.
Pero estas revistas, especialmente para las chicas, promueven la superficialidad, la adicción a la moda, la obsesión por las dietas y, sobretodo, la adoración ciega a sus ídolos adolescentes; los cuales no son en general precisamente un buen ejemplo a seguir. Incluso se permiten dar consejos sobre sexualidad, incluídas nuevas posturas para el coito, a unos chicos que todavía deberían estar iniciándose en el mundo de las relaciones sentimentales.
Ponerlos contra sus padres, por si hacía falta; animarles a que se vuelquen en las redes sociales de internet, sabiendo las posibles consecuencias; no prevenirles de las consecuencias del abuso del alcohol y el consumo de drogas... Todo lo que sea necesario para gustar a los adolescentes y, por tanto, vender más revistas, que es de lo que se trata: ganar dinero a costa de lo que sea y de quien sea. Me pregunto si es que ellos no tienen hijos.
Me pregunto si los redactores duermen bien por la noche. Si piensan que todo vale, nunca mejor dicho, o que si las cosas suceden, ¿por qué vamos a negarlas?. Cuando salen noticias de niñas asesinadas, de chicos agresivos y pederastia, ¿no sienten un cierto resquemor? Cada cual en su vida, su familia, su lugar de trabajo, tiene una influencia sobre el entorno social, mayor o menor. En su caso muy grande. No pueden lavarse las manos de las consecuencias.
Música: Sin documentos. Los Rodríguez