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jueves, 11 de marzo de 2010

Instinto de protección

Una pareja de adolescentes van a cruzar la calle. Él la sujeta del brazo, porque venía un coche y ella andaba un poco despistada. Yo también soy muy despistada y mi marido siempre me agarra para cruzar la calle; al igual que yo, instintivamente, todavía me preocupo cuando cruzo la calle con mis hijos. A la pequeña, a veces la sujeto, pero procuro no hacerlo, no sea que sus compañeras le digan que va de la mano de su madre. El instinto de protección es algo consustancial a todo ser vivo, muy especialmente cuando tiene una familia, personas que le importan o de su propia sangre. Incluso, los pájaros son capaces de jugarse la vida por proteger a su prole; cuánto más un ser humano. Y no existe ser vivo más dependiente e indefenso que el que se encuentra todavía en gestación. Por eso el aborto es algo antinatural.

A lo largo de la historia, los hombres han luchado y han trabajado hasta la extenuación para mantener y proteger a sus familias. Siendo así, no es extraño que conserven aún ese instinto tan despierto. Sin embargo, hay mujeres que se consideran humilladas por el hecho de que un hombre quiera ayudarlas o protegerlas; lo cual provoca situaciones incómodas o tensas. Que tu pareja te agarre para cruzar la calle no significa que piense que no sabes cruzar sola, que eres tonta o menor de edad. Simplemente, quiere decir que te quiere y se preocupa por tí de la mejor manera que sabe. Sentirse ofendida porque te abran la puerta o te ayuden a ponerte el abrigo, lo que denota es un gran orgullo e inseguridad personal. La vida está hecha para vivirla y disfrutarla; no para tener que estar demostrando todo el tiempo que eres autosuficiente.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Las pasiones que mueven a la humanidad

Son el orgullo, la envidia y el rencor, muy especialmente en nuestro país. Estimado quien tú ya sabes: ¿cómo te van a durar las parejas, si atacas a tus amigos de la manera más rastrera y luego eres incapaz de disculparte?. A veces, las relaciones sentimentales sólo nacen del deseo de control sobre el otro. Así que, cuando se consigue, no queda nada más. Esa misma soberbia guía la ambición personal de los que dicen querer realizarse, pero sólo quieren ser más que el vecino.

La envidia es una de las emociones más difíciles de aceptar y reconocer, porque a menudo se envidia precisamente lo que se critica. En cuanto al rencor, es alimentado por algunos para su propio beneficio. Como dicen en Star Wars:
El Miedo lleva a la ira, la ira nos conduce al Odio, el odio al Sufrimiento. El Miedo es el camino al lado oscuro de la fuerza.

Al fin y al cabo, las novelas sólo reflejan la realidad, También las historias de Harry Potter nos presentan la disyuntiva entre el bien y el mal. El poder, como arma peligrosa, ya que a menudo corrompe al que lo posee. Curiosamente, son las personas despreocupadas, que tienen todas las necesidades básicas cubiertas, las más propensas a caer en el orgullo y la envidia.

El resentimiento es el último refugio de aquellos que han dejado pasar todas las oportunidades y sólo buscan ya a quién culpar de sus fracasos. (Véase Zapatero). Pero, de estas pasiones, se derivan todos los males que nos aquejan: el extremismo, la violencia, el hedonismo, el relativismo... La solución no puede ser más sencilla y más difícil de aplicar: amarnos los unos a los otros.