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lunes, 3 de enero de 2011

La vejez

El tiempo pasa y cuando vas a darte cuenta tu cuerpo ya no es el mismo de antes, pero tú sigues sintiéndote la misma persona. Es duro aceptar que ya no puedes hacer, o comer las mismas cosas; que ya no duermes tantas horas ni aguantas tanto tiempo en pie. Aceptar los primeros signos de la edad es una de las situaciones más duras por las que se tiene que pasar, pero como dicen, la alternativa es peor: es estar muerto. Es como una presentación que recibí el otro día con mucho mensaje. Decía: si te quejas de ir al trabajo, piensa que muchos querrían estar en tu lugar. Si te quejas de empacho, piensa que otros no han comido. Si te cansan tus hijos, acuérdate de que otros no los tienen...

Realmente es importante apreciar lo que se tiene en la vida, aunque absolutamente todo cuente con un lado negativo, porque no hay rosas sin espinas. Así la edad nos quita cosas pero nos da otras en su lugar, si sabemos apreciarlas. Sin embargo, teniendo una salud razonablemente buena, la crisis de la madurez debería ser un aliciente para dedicarse a esos temas para los que no tenías tiempo o medios en su momento: un hobby, un estudio u otra actividad. También es un momento para dedicarse más a las personas que te importan, ya sean familiares o amigos. Lo ideal es llegar a la tercera edad con unos nietos que den un nuevo aliciente a la vida. Sin embargo, hoy en día muchos ya no tienen ese consuelo.

sábado, 30 de octubre de 2010

Buena presencia

Creo que es ilegal y, sin embargo, en algunos anuncios para cubrir puestos de trabajo siguen pidiendo buen aspecto físico; es decir, belleza. Eso elimina de antemano a los que tienen sobrepeso y a los mayores de cuarenta años, a no ser que gasten mucho en cirujano, ropa y peluquería. En cuyo caso, se les iría todo el sueldo. Se entiende esa condición en el caso de recepcionistas, aunque a veces vale más la simpatía que una cara agraciada. Sin embargo, resulta absurdo por ejemplo para un puesto de grabador de datos, que es una persona que se limita a rellenar casillas en un ordenador, y no tiene que estar de cara al público. De hecho, es el administrativo más anónimo e insignificante que puede trabajar en una empresa. Por eso, es el único puesto al que yo podría todavía aspirar.

Por suerte, de momento no tengo que presentarme a esa clase de candidaturas; lo cual me obligaría a vestirme y arreglarme como para ir a una fiesta, cuando a mí lo que realmente me gusta es ir cómoda e informal. Pero me parece muy injusto que una mujer como yo, y bien calificada para su labor pueda quedarse fuera del proceso de selección debido a su aspecto físico. Pensaba que ya habíamos avanzado mucho en ese sentido, pero ya veo que no. Hoy en día, la vida laboral acaba a los cuarenta años a no ser que tengas el puesto ya asegurado. La madurez, responsabilidad, la experiencia no son valores en alza en el mercado, y los resultados se resienten de esa falta de visión a largo plazo. Es más: una cara bonita en la oficina es más bien un riesgo añadido en estos tiempos de promiscuidad e infidelidad. También deberían tener eso muy en cuenta.

sábado, 15 de mayo de 2010

Con fecha de caducidad

El cuerpo humano está diseñado para vivir unos cuarenta años; sin embargo, gracias a nuestra calidad de vida hemos conseguido alargarlo hasta el doble, lo cual no está nada mal. Sin embargo, el deterioro se va notando porque las células tienen unos mecanismos de autodestrucción y cada vez se producen en menor cantidad. Además, a veces el dispositivo enloquece y crea el efecto contrario: células inmortales que provocan el cáncer. Esta enfermedad es más propia de sociedades avanzadas y envejecidas, porque en las otras no suelen llegar a esos niveles de deterioro. Así que, se puede decir que somos afortunados de tener la oportunidad de envejecer -que otros no tienen-, a pesar de que eso implique soportar la artrosis, las cataratas, problemas circulatorios y óseos, etc.

Sin embargo, uno debería llegar a los cuarenta con los deberes hechos, por lo que pudiera pasar. Si se trata de la profesión, es difícil progresar en los últimos veinte años de vida laboral. Si se trata de la familia, los hijos ya deberían haber nacido antes de esa fecha; por su bien y por el tuyo. Si se trata de aficiones, es mejor comenzar mientras se está en buenas condiciones físicas y mentales. Ya sé que suena pesimista y siempre existen excepciones: personas que aparentan menos edad y están en plena forma incluso en la vejez. Pero, como la mayoría somos caducos, no me canso de repetir que los grandes objetivos de la existencia debería estar al menos encauzados a los cuarenta años. No se trata de vivir a tope, sino de elegir sabiamente lo que quieres vivir.

martes, 1 de septiembre de 2009

Igualdad versus sentido común

Me siento a tomar algo en una terraza vacía. El camarero es un chico joven, lógicamente; si fuera una chica, la mitad de la gente se iría sin pagar. Estamos en España, no en Alemania, y aquí el que no corre, vuela. En  la gasolinera hay varias empleadas, pero también un hombre joven. A veces la disuasión funciona mejor que la policía. A ningún padre o madre les gusta que su hija de dieciocho años salga con un hombre de treinta. No porque no pueda ser una buena persona, pero la diferencia de edad implica que no están en igualdad de condiciones. La sabiduría popular ha hecho que en algunos países se prohiba el sexo antes del matrimonio, por la misma razón por la que no comen cerdo: para evitar enfermedades. Ellos saben bien que la mejor medicina es la que previene los problemas, en lugar de hacer la vista gorda y lamentarse después. La chica de Orense no tenía que haber salido nunca con ese hombre, porque no era lo bastante madura para darse cuenta de la clase de persona con quien se estaba relacionando, y lo que es normal o no lo es.

La cuestión es que en España mucha gente vive en un país de fantasía, donde bastan los buenos propósitos para que todo vaya bien. Pero la realidad es que el mundo está lleno de mala gente, o de gente equivocada que no se dan cuenta del mal que hacen. La igualdad sólo sería viable en el Paraíso. En nuestro país, la falta de control paterno o de las autoridades correspondientes sólo consigue que cada cual intente aprovecharse. El famoso machismo y el patriarcado, estaban pensados para la protección de las mujeres, aunque, evidentemente, a veces resulte peor el remedio que la enfermedad. Ni las relaciones de pareja son siempre agradables, ni el sexo es un juego inofensivo. Como ya he dicho alguna vez, puede ser lo mejor o lo peor, según cómo, cuándo y, sobretodo, con quién. Menos legislar sobre los ideales y más dejar paso al sentido común, que es la sabiduría ancestral de los pueblos. La experiencia propia y ajena a lo largo de los años enseña mucho más que los manuales de psicología moderna.

Música:  David Bowie. Let's dance