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jueves, 27 de enero de 2011

Aprender de los errores

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Albert Einstein
Este post podría dedicarse a alguna persona determinada, pero no voy a hacerlo porque yo no utilizo mi blog para aludir a nadie y menos aún los comentarios en blogs ajenos. Me parece de mala educación. Quien quiera decirme algo personal, dispone de mi correo dentro del perfil del blog y no necesita hacerlo público. El caso es que ya he dicho alguna vez que hay gente que tropieza toda la vida en la misma piedra y luego se extrañan de que las cosas no les salgan bien y de que no sean felices. Es lógico, cuando el tiempo ha demostrado sobradamente que lo que sostiene una sociedad próspera es un sistema familiar estable, uniones duraderas, hijos dentro del matrimonio y ancianos acogidos por su entorno. Otro sistema es un error demostrado por la experiencia de la humanidad.

Sin embargo, lo que tenemos ahora, no hace falta que lo explique otra vez. Creo que en España ya se divorcia una pareja de cada dos. Por tanto, existen multitud de niños que han pasado por el trauma de ver como sus padres acaban viviendo en distintas viviendas, sin contar con las acusaciones mutuas, los pleitos y demás consecuencias habituales. En cuanto a los matrimonios que subsisten, apenas tienen uno o dos hijos, cuando ya son de mediana edad, y no pueden atenderlos debidamente porque se pasan la vida en el trabajo. Pero lo peor no es eso, sino la generación de jóvenes de treinta y pico que, ni tienen pareja estable, ni tienen hijos. Esto supone que hemos perdido el relevo generacional y nuestra sociedad es insostenible. Pero además significa que existe mucha gente insatisfecha que no sabe cómo llenar su vida y prefieren echarle la culpa a otros.

martes, 19 de octubre de 2010

De la teoría a la práctica

Es curioso cómo funcionan esos manuales de autoayuda que pretenden enseñarnos a ser sociales y a ganar amigos. Mucho me temo que eso es algo que se tiene o no se tiene. En mi caso, no. He estado ojeando un manual y he descubierto que llevo años siguiendo fielmente las instrucciones: ser educada - lo soy, sonreir - lo hago, dar las gracias - siempre, mirar a los ojos - sin duda, postura relajada - también, mostrar interés por los que el otro dice - lo hago, hacer comentarios positivos - sí, introducir alguna observación personal - de acuerdo, no protestar, no quejarse, no poner mala cara. Aceptar críticas constructivas. Buscar puntos comunes, defender tu punto de vista sin crispación...

Toda la vida me he comportado de ese modo y he conseguido ostentar el triste record de única persona sin amigos en mi ciudad. Por suerte, tengo a mi marido y mis hijos, que todavía me soportan, de momento, y deben tener un mérito enorme a juzgar por mis pobres resultados sociales a lo largo de cuarenta y cuatro años. Así que no sé si lo que cuenta es la belleza física, o estar en el momento correcto en el lugar adecuado; o tal vez precisamente no destacar en nada, o ser un buen actor y saber quedar bien con todos. Lo que sí tengo claro es que no hay manual que pueda ayudarme con mi problema. Por suerte, ya es algo que dejó de obsesionarme hace mucho tiempo.

martes, 23 de febrero de 2010

Acabó la sequía

En todos los sentidos. He vuelto. Después de dos meses sin ganas de escribir y sin inspiración, de repente, me levanté el día 20 de febrero rebosante de ideas. En un solo día he escrito cinco posts. No sé por qué razón será, pero yo me limito a dejarme llevar por el destino. Creo firmemente que existe un plan divino detrás de cada situación, aunque nosotros no podamos adivinar la trama.

Acabó la sequía y está la sierra madrileña como nunca de nieve desde que yo recuerdo. Este invierno ha llovido tanto ya como aquellos años que recuerdo cuando era niña. Así que tengo que agradecerle a Al Gore que, debido a sus fantásticas teorías, parece que al fin el clima a vuelto a la normalidad. Por algo se dice que las mentiras tienen las patas muy cortas.

La vida se compone de ciclos. Es bien sabido que en el planeta Tierra siempre ha habido épocas más calurosas y más frías. También la economía sufre crisis periódicas en su funcionamiento. En la política y la sociedad se fluctúa entre épocas más permisivas y más rígidas, como reacción natural a la anterior. Así había sido al menos hasta ahora.

Pero actualmente existen intereses muy fuertes dedicados a intentar modificar el clima, manejar las crisis económicas o cambiar la mentalidad mayoritaria de la sociedad. Sin embargo, las cosas tienden a volver a su lugar natural; porque existe un hilo conductor en el universo, al igual que existe también en nuestras vidas, aunque a veces no queramos seguirlo.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Capitalismo y comunismo

Algunos han empezado a decir que el capitalismo no funciona, cuando lo cierto es que es el sistema natural que regula las sociedades humanas desde hace miles de años. En el momento en que alguien fabrica algo y otro es cazador, por ejemplo, e intercambian sus productos, ahí tenemos la base del sistema de libre mercado capitalista. Lo que ha ocurrido ahora no es culpa de Bush o de Aznar o de los empresarios, como quieren hacernos creer algunos. Es culpa de todo aquellos que cayeron en el consumismo en los tiempos de las vacas gordas. También es consecuencia de las medidas internacionales que bajaron el precio del dinero, haciendo posibles las llamadas hipotecas basura.

Hace veinte años los intereses bancarios estaban en el 16% y aún así pedían avales para conceder un crédito. La decisión repentina de conceder hipotecas y créditos personales a personas que no iban a poder pagarlos, produjo un agujero financiero que está en la base de la crisis que sufrimos. En cierto modo, se puede decir que es culpa de la buena voluntad bancaria. Y sobretodo de la gente que aceptó esos créditos innecesarios en muchas ocasiones, sabiendo que a la larga no iban a poder devolverlos. Querer extrapolar de eso que el sistema capitalista ha fracasado, es una aberración.

Cuando existe libertad es lógico que las personas tomen decisiones erróneas y que a unos les vaya mejor que a otros. Un mercado que se autorregula tiene periodos de ganancias y de pérdidas, pero lo normal es que se recupere pronto. Sin embargo, cuando los gobierno intentan intervenir y organizarlo todo a su manera, lo normal es que toda la economía se colapse, tal como puede comprobarse en los países comunistas. La caída del muro de Berlín y todo el telón de acero sacó a la luz la realidad de un sistema político que, no sólo causaba la pobreza de la mayoría de los ciudadanos (salvo los miembros del partido), sino que además atentaba continuamente contra los derechos humanos más básicos. No podemos olvidar la lección de la historia que demuestra que la ideología nunca debe imponerse al sentido común ni a las personas.

sábado, 31 de octubre de 2009

Los "intelectuales y artistas" de la sopa boba apoyan al gobierno

Mira que en este blog procuro ser tolerante y moderada, pero hay cosas que claman al cielo. Como que ahora los sindicatos y los presuntos artistas de España se dediquen a escribir comunicados en apoyo de un gobierno que ya ha fabricado un millón de parados y va camino del segundo. Cómo se nota que ellos no viven de un sueldo, sino de las subvenciones millonarias de ese mismo gobierno y medios afines.

Desde hace décadas una buena parte de los escritores, cantantes o actores españoles ya no trabajan del talento que pudieran tener, que en muchos casos es dudoso, sino que dependen del apoyo institucional a través de las fiestas de los pueblos, los libros recomendados en los colegios y muy especialmente las subvenciones al cine español. Se sabe que hay incluso películas que no llegan a estrenarse.

Esta situación vergonzosa que no ocurre en ningún otro país que conozca ha permitido que surja toda una casta de "intelectuales" que comen de la "sopa boba" y viven muy bien. Tanto que luego residen en urbanizaciones de lujo, viste ropa de diseñadores internacionales y se codean en las fiestas lo mismo con aristócratas y magnates que con las mismas infantas, siempre con una sonrisa en la boca.

Mientras, en su trabajo, se dedican a dinamitar la sociedad española, empezando por sus valores tradicionales, siguiendo con la Iglesia y la alta sociedad en la que se mueven. El nivel de hipocresía de estas personas sólo es comparable al de los sindicalistas, que dicen defender a los trabajadores mientras ellos mismos no trabajan y les da lo mismo si vamos de cabeza a la ruina.

Si todos ellos tuvieran que vivir de su trabajo, no sólo los trabajos artísticos subirían de calidad de manera ostensible, sino que además no les quedaría tiempo para andar haciendo la pelota a los que les mantienen, ni tendrían razón alguna para hacerlo. Menos manifiestos y más solidaridad con quien de verdad la necesita y no con aquellos que no saben ni quieren hacer las cosas bien.

martes, 29 de septiembre de 2009

Valores universales

Se habla mucho ahora de que la juventud ha perdido los valores. La pregunta es: ¿qué valores?. Existe una moral universal creada a través de los siglos y la experiencia en los más diversos lugares del planeta. Esos valores universales coinciden bastante bien con los diez mandamientos de la ley de Dios: no robar, no mentir, no ser infiel, no matar... Ese orden moral está inscrito en nuestra conciencia. Sin embargo, lo que no se puede hacer es inventarse en pocos años otra escala de valores diferente y querer imponersela a la sociedad por vía de decreto ley o lo que haga falta. Los valores que no resultan naturales al hombre acaban dañando a toda la sociedad. Por ejemplo, al considerar la libertad como el principal fin del ser humano, no estamos teniendo en cuenta que la falta de límites y responsabilidades, no sólo perjudica al que la sufre, sino también al que la ejerce.

Así que, cuando escucho hablar sobre educación en valores a según quién, me quedo más preocupada que antes. Porque, casi resultaría mejor que cada cual vaya descubriéndolos por su propia experiencia, que pretender crear una moralidad a la medida de la ideología de moda, al margen del sentido común y sin ninguna perspectiva histórica. Lo más grave es que se pretende formar a los adultos de mañana con unos postulados que no han demostrado validez universal. Ya ahora estamos empezando a ver las consecuencias de una educación demasiado permisiva; pero, en lugar de rectificar volviendo a terrenos conocidos, pretenden experimentar con nuestros jóvenes, poniendo en riesgo todo un orden social y moral que había costado milenios alcanzar. Todo por pura ambición política.

martes, 14 de abril de 2009

Conceptos caducos

Creo que estoy de aniversario. Un día de abril hace tres años empecé a escribir en internet. No sé exactamente cuál porque borré los primeros post. Me han preguntado por qué lo hice: porque había publicado lo mismo en dos blogs y uno tuve que borrarlo, así que no quería que me localizaran los comentaristas del otro blog con los cuales no quería mantener ningún tipo de relación. Sin embargo, aunque haya cerrado los comentarios, sí que sigo en contacto con los enlaces de este blog, porque sigo entrando a veros en el reader. Hoy es uno de esos días en que me entran ganas de publicar mis apellidos, pero no lo haré por razones obvias.

Honor y dignidad. Dignidad: Respeto que merece alguien, sobretodo uno mismo. Sobre la dignidad ya escribí un post en ya.com hace tiempo. Se trata por una parte de mantener el control de tu cuerpo y de tu vida, sin dejar que te utilicen como un objeto. Por otra parte, también consiste en no rebajarse al nivel de los que te atacan. Mantener la dignidad supone saber conservar la frialdad y no perder los papeles, aunque a veces no es tan fácil. Honor: gloria o buena reputación.

El honor tiene más relación con la familia, con tus ancestros, tus hermanos y tus hijos. Especialmente con los apellidos que llevas. Esa es la razón de que no firme mis artículos, porque no quiero perjudicar a aquellos que se relacionan conmigo familiarmente y que tal vez ni siquiera están de acuerdo con lo que escribo. El honor es tu contribución a la historia de tu familia. En Japón, por ejemplo, es motivo suficiente para suicidarse con tal de no mancillar el honor; en otros países, incluso, puede ser motivo para matar o expulsar a alguien.

La dignidad y el honor movieron a nuestro país durante siglos, aunque a veces degeneraran también por su uso, convirtiéndose en excusa para los duelos continuos. Sin embargo, ahora se echan de menos, cuando la gente sólo vive para el presente, olvidando su contribución a la sociedad, el mal ejemplo que puedan estar dando a los jóvenes, o la vergüenza que puedan causar a su propia familia. No puede haber honor o dignidad cuando una persona no es consecuente con sus actos. La hipocresía es la antítesis de estos conceptos.

Estaba diciéndoles a mis hijos la clásica frase de, mientras vivas en nuestra casa tendrás que cumplir con nuestras normas. Cuando me contestaron que, el día que me vaya haré lo que quiera. Eso es incompatible con lo que estoy diciendo. Una persona digna y honorable no actúa así porque le estén mirando, porque haya una autoridad presente o porque vaya a sacar un beneficio. Cumple con su deber porque se lo debe a sí mismo y a su familia. En nuestro país debe ser uno de los pocos lugares del mundo donde se han perdido completamente estas nociones, junto con el patriotismo, pero depende de las nuevas generaciones recuperarla y tal vez todavía estemos a tiempo.