lunes, 30 de agosto de 2010

Anuncios

No sé cómo funciona Línea Directa, pero sus anuncios me encantan. Será porque siempre me ha gustado la zarzuela y me parece una idea estupenda acercare ese género a la juventud. Supongo que no será esa la intención, sino simplemente llamar la atención, pero me vale como "efecto secundario". De otro modo, los chicos no escuchan nunca nada más que el éxito del momento, y su cultura se resiente. Hay otro anuncio que, sin embargo, me preocupa. Se trata de un producto para evitar los ronquidos que se llama Silence y es un spray. Pero, como no explican el funcionamiento, me pregunto si se trata de un veneno como los insecticidas, o es para darle al durmiente en la cabeza con él. De ese modo, sí se acabaría con los ronquidos para siempre, como dice la publicidad. Espero impaciente una explicación mejor.

Los anuncios de Mixta son muy originales, aunque hay uno que no me gusta: el de la ardilla disecada. Los niños pequeños ven mucha televisión y resulta macabro. Sin embargo, otros como el del delfín tienen gracia. Eso demuestra que se puede hacer publicidad sin caer en los recursos habituales de sexo, belleza y poder. Había hace tiempo unos anuncios de una compañía telefónica (creo que era Amena) en los que bailaban una coreografía, que también estaban muy bien. Pero son las excepciones que confirman la norma. Existen anuncios de un machismo apabullante - como el de Martini o el de Mojito. También los hay feministas hasta el ridículo. Pero lo peor a veces son los productos que anuncian: yogures milagrosos, cereales contra el estreñimiento, coches que te garantizan el éxito personal, detergentes mágicos que dejan la ropa como nueva... Lo triste es que, si los hacen es porque cumplen con su objetivo. No nos toman por tontos; es que lo somos.