Mostrando entradas con la etiqueta playa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta playa. Mostrar todas las entradas
lunes, 19 de julio de 2010
Vacaciones y vacaciones
La gente que tiene la suerte de disponer de varias semanas de vacaciones, suelen elegir en su mayoría la playa para disfrutarlas. Hay muchos que se pasan tumbados en sus toallas unas cuatro o cinco horas diarias, llegando incluso a comer sobre la arena. Yo no aguanto más de un par de horas como mucho. Me cansa, me aburre y además, donde yo voy no hay servicios. No quiero pensar cómo se las arreglan los que están allí todo el día. Además, ya se sabe que tantas horas de sol son perjudiciales para la piel. Por otra parte, a mí la mezcla de sal y arena cada vez me molesta más con los años. Creo que tengo una cierta alergia; así que ahora procuro quedarme sentada en la silla, cuando no me estoy bañando. Estoy ya mayor.
Los que optan por vacaciones "todo mar" suelen alojarse también en pisos sobrehabitados, con parientes diversos, lo cual es una fuente de incomodidad y conflictos que, sinceramente, no sé cómo les compensa. Los más jóvenes suelen optar por vivir de noche y dormir durante el día. Esta forma de vida tampoco es sana, evidentemente. Supone abuso del alcohol, agotamiento físico y cambio de los ritmos de comida y sueño, con los desarreglos que eso implica; pero, claro, siendo jóvenes no se dan cuenta de ello. Las consecuencias llegan más tarde. Ese ritmo se puede soportar unos pocos días, pero después todo el organismo se resiente. Así que, entre descansar demasiado y no descansar, pocos optan por el término medio. Luego, somos una minoría los que preferimos conocer lugares nuevos y mantener un ritmo de vida ordenado.
Los que optan por vacaciones "todo mar" suelen alojarse también en pisos sobrehabitados, con parientes diversos, lo cual es una fuente de incomodidad y conflictos que, sinceramente, no sé cómo les compensa. Los más jóvenes suelen optar por vivir de noche y dormir durante el día. Esta forma de vida tampoco es sana, evidentemente. Supone abuso del alcohol, agotamiento físico y cambio de los ritmos de comida y sueño, con los desarreglos que eso implica; pero, claro, siendo jóvenes no se dan cuenta de ello. Las consecuencias llegan más tarde. Ese ritmo se puede soportar unos pocos días, pero después todo el organismo se resiente. Así que, entre descansar demasiado y no descansar, pocos optan por el término medio. Luego, somos una minoría los que preferimos conocer lugares nuevos y mantener un ritmo de vida ordenado.
lunes, 21 de septiembre de 2009
Negligencia en la piscina
Hace unos días un niño estuvo a punto de morir ahogado en una piscina pública de Orihuela. Hay que decir que los padres han denunciado al socorrista que le practicó los primeros auxilios que le salvaron la vida. Parece ser que él ya les había advertido a los padres de que el niño, que no sabía nadar, se pasaba a la piscina de mayores sin manguitos ni flotador. Pero los padres no habían hecho caso, porque para eso pagan al socorrista, para que esté pendiente de su niño. Una actitud muy española, eso de delegar la responsabilidad en otros. Bastante sacrificio han hecho ellos con tener un hijo. Ahora que se ocupe el estado de educarlo, cuidarlo y protegerlo. Así nos van las cosas. Y, si además los indemnizan con una buena cantidad de dinero, pues mejor que mejor.
En la playa he visto muchos casos como ése. Niños solos jugando en la orilla del mar o saltando entre olas mayores que ellos. Un pequeñín de no más de dos años perdido, buscando a su familia con ayuda de una señora. Cuando yo tenía niños pequeños, no les quitaba el ojo de encima ni un instante. Mi marido y yo hacíamos turnos para estar con ellos y no empezamos a ir al agua juntos hasta hace un par de años. Pero, sacrificio, es otra palabra pasada de moda. Al fin y al cabo, niños es lo que sobra en el mundo, según dicen; y son una molestia y una carga para algunos. Pensar que hay tantas parejas estériles y cuánta gente no sabe apreciar lo que tiene... Un hijo es un tesoro de valor incalculable. Es lo más valioso que existe.
En la playa he visto muchos casos como ése. Niños solos jugando en la orilla del mar o saltando entre olas mayores que ellos. Un pequeñín de no más de dos años perdido, buscando a su familia con ayuda de una señora. Cuando yo tenía niños pequeños, no les quitaba el ojo de encima ni un instante. Mi marido y yo hacíamos turnos para estar con ellos y no empezamos a ir al agua juntos hasta hace un par de años. Pero, sacrificio, es otra palabra pasada de moda. Al fin y al cabo, niños es lo que sobra en el mundo, según dicen; y son una molestia y una carga para algunos. Pensar que hay tantas parejas estériles y cuánta gente no sabe apreciar lo que tiene... Un hijo es un tesoro de valor incalculable. Es lo más valioso que existe.
Etiquetas:
niños,
playa,
sacrificio,
socorrista,
tesoro
jueves, 2 de julio de 2009
El verano no es para mí
Cuando llegan estas fechas todos los años, yo me alegro sólamente de librarme de las prisas de los horarios del colegio. Por lo demás, yo no estoy hecha para el calor. Me baja la tensión, me mareo, me duelen las piernas y la espalda al menor esfuerzo. Me paso todo el tiempo que puedo en el sofá con las piernas en alto, viendo lo que pongan en televisión, pero eso es muy aburrido. Luego me toca ocuparme de la casa con más gente para comer y más trabajo.
Si mando a las niñas de campamento, estoy preocupada hasta que vuelven. Si se quedan en casa, se pasan el día preguntándome qué pueden hacer y me agobian. Están acostumbrados a estar siempre haciendo algo y se ponen nerviosos. Si salen con los amigos, tampoco estoy tranquila porque en esta época se relajan las costumbres y hay mucho desmadre. Por otra parte, yo no puedo salir libremente de compras por la mañana, porque estoy pendiente de sus necesidades.
Sólamente cogemos una quincena de vacaciones para ir a la playa. En el apartamento me toca cocinar, limpiar y fregar los platos; así que acabo haciendo más que en mi propia casa, y más incómodo. Después necesito unas vacaciones para descansar de las vacaciones. Tengo poca energía y sólo con bañarme en el mar, apenas me quedan fuerzas para el resto del día. Siempre me ha ocurrido esto desde pequeña, pero antes no tenía que llevar una casa. Para mí, las verdaderas vacaciones serían irme a un hotel.
Aún así, me gusta ir a la costa esos días, porque pienso que dentro de poco ya no haremos planes juntos con nuestros hijos. Así que intento pasarlo bien, aunque para mí sea más un sacrificio que un relax. Con suerte conseguimos coger otra semana de vacaciones durante el verano, pero la pasamos tranquilamente en casa, aunque muchas veces, por la falta de costumbre, acabemos todos discutiendo. Así hasta que cambia el tiempo y recibo el otoño con los brazos abiertos.
Si mando a las niñas de campamento, estoy preocupada hasta que vuelven. Si se quedan en casa, se pasan el día preguntándome qué pueden hacer y me agobian. Están acostumbrados a estar siempre haciendo algo y se ponen nerviosos. Si salen con los amigos, tampoco estoy tranquila porque en esta época se relajan las costumbres y hay mucho desmadre. Por otra parte, yo no puedo salir libremente de compras por la mañana, porque estoy pendiente de sus necesidades.
Sólamente cogemos una quincena de vacaciones para ir a la playa. En el apartamento me toca cocinar, limpiar y fregar los platos; así que acabo haciendo más que en mi propia casa, y más incómodo. Después necesito unas vacaciones para descansar de las vacaciones. Tengo poca energía y sólo con bañarme en el mar, apenas me quedan fuerzas para el resto del día. Siempre me ha ocurrido esto desde pequeña, pero antes no tenía que llevar una casa. Para mí, las verdaderas vacaciones serían irme a un hotel.
Aún así, me gusta ir a la costa esos días, porque pienso que dentro de poco ya no haremos planes juntos con nuestros hijos. Así que intento pasarlo bien, aunque para mí sea más un sacrificio que un relax. Con suerte conseguimos coger otra semana de vacaciones durante el verano, pero la pasamos tranquilamente en casa, aunque muchas veces, por la falta de costumbre, acabemos todos discutiendo. Así hasta que cambia el tiempo y recibo el otoño con los brazos abiertos.
Etiquetas:
apartamento,
calor,
campamento,
playa,
tensión
Suscribirse a:
Entradas (Atom)