Facha o lo que quieran llamarme.
La semana pasada y ya son muchas veces, me tildaron de “facha” –cosa sea dicha que mi da lo mismo- a esta gente, le podía decir, si ellos son “bolcheviques, con gorra y la estrella roja de cinco puntas”. Pero en fin, no vale la pena. Ellos no saben ni lo que son, y eso es una desgracia.
Me viene muy bien un artículo que escribió Don Antonio de Burgos en el ABC, titulado “Llámame Facha” refiriéndose prácticamente a lo mismo, a lo que llamar facha la dan como un insulto, los mismos que antes a Don Antonio le llamaban rojo, pero así es la gente.
Porque si ser facha, es creer que la educación, tiene que ser libre y no impuesta por el Estado, pues miren, yo soy facha.
Si ser facha es creer que el matrimonio siempre es entre un hombre y una mujer, respetando a todo el mundo, y que parejas de hecho, tengan los mismos derechos que un matrimonio.
Soy facha porque creo en la Constitución –marco de una España plural y en libertad-. Y por creer y defender que España es la única nación, con sus respectivas Autonomías regionales.
Soy facha porque defiendo a la familia como único núcleo de vida y a la que hay que apoyar. Si creo en la libertad de expresión y repudio a quienes exalten el terrorismo, regímenes totalitarios, o contra el que atente la dignidad de las personas.
Porque si ser facha es creer en los valores y en los principios de la cultura cristiana. Creer y defender la vida, sobre todo la del más débil y odiar la cultura de la muerte.
Soy facha, porque respeto a todas las personas, pidiendo el mismo respeto, creyendo en el perdón y jamás en el odio.
O soy facha, porque creo en las personas y que todos los españoles tenemos los mismos derechos.
Pues meditándolo, que me llamen como quieran. Si me lo llaman como insulto, el insultante es el verdadero y autentico facha o bolchevique, como él quiera llamarse.