Día 28/11/2010
La Iglesia tiene un arma poderosa que el mundo desconoce: la oración, la cual es capaz de llegar al corazón de Dios y transformar el mundo. El Papa es muy consciente de esta fuerza interna que tenemos los creyentes unidos a Cristo y nos invita a «bombardear» el Cielo para que en la tierra se respete la vida humana naciente.
Por esta razón en comunión con el Santo Padre, en muchos lugares del planeta, incluidas nuestras diócesis, se celebrarán este fin de semana diferentes vigilias de oración por la vida en sus comienzos, ya que tal vez sea éste el crimen más abominable que se esté cometiendo en nuestros tiempos, agravado con un silencio cómplice por parte de la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de los gobiernos que los controlan.
Nuestro Dios es el Dios de los pobres, los débiles y los indefensos, no podemos acallar su voz que pide respeto y justicia para aquellos que por sí mismos no se pueden defender y que esperan de los cristianos un apoyo y un compromiso constante. Puede parecer que es una batalla perdida, pues muchos Estados aceptan legalmente este horror, pero no perdemos la esperanza de que llegue el día en que la sensibilidad de la mayoría de los ciudadanos reclame justicia para todos los niños. Todos hemos sido embriones y hemos recibido la gracia de tener unos padres que han acogido la vida como un don, no como un estorbo o un equívoco solucionable mediante la supresión de nuestra existencia. La inmoralidad del aborto no es una cuestión de fe, sino de sentido común y de humanidad, pues aceptar la muerte de un ser humano no deseado es el inicio de un proceso de autodestrucción masiva que estamos llevando a cabo en muchos lugares del mundo. Confiemos en el poder de la oración, que es el mejor recurso que tenemos para cambiar el mundo.
www.abc.es/20101128/sociedad/crimen-abominable-20101128.html