¿Derecho reproductivo o desecho reproductivo?, por Esteban Rodríguez
El Diccionario de la Real Academia define “desecho” como: Aquello que queda después de haber escogido lo mejor y más útil de algo. Cosa que, por usada o por cualquier otra razón, no sirve a la persona para quien se hizo. Residuo, basura. Desprecio, vilipendio. Lo más vil y despreciable.
Así, la ley abortista impuesta por una parte del Parlamento español, considera un derecho reproductivo tratar como residuo o basura a los niños antes del parto cuando se den unas circunstancias tales como que no haya sido planificado y tenga menos de 14 semanas de vida o le sea detectada alguna anomalía antes de nacer a través de los programas institucionales de cribados de defectos congénitos.
A la luz de esta definición, después de haberse escogido lo mejor y más útil de una relación sexual, lo que queda es un desecho: la vida de una nueva persona. Tras hacer uso del sexo y una vez obtenido el placer, el producto natural del mismo ya no sirve a las personas para las que se hizo y ese nuevo ser humano es considerado como cosa vil y despreciable, como residuo o basura, como un “desecho reproductivo” al que hay que vilipendiar y arrancar del seno materno.
De las 28 definiciones que el diccionario establece para “derecho” destaca la que dice que es la “facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida”. Una mujer tiene la facultad, o mejor una situación de poder, para matar a un hijo indefenso antes de nacer, si encuentra cómplices que la ayuden a ello, como medio de realizar lo que conduce a los fines de su vida si en ellos no se encuentra asumir los cuidados del hijo fruto de una relación sexual. Pero atendiendo a la definición de “abuso de superioridad” de nuestro diccionario –“circunstancia agravante determinada por aprovechar en la comisión del delito la notable desproporción de fuerza o número entre delincuentes y víctimas”–, no hay legitimidad alguna en dicha acción.
Los grupos nacionalistas, comunistas, y socialistas que, sin transparencia y sin alentar la participación ciudadana, han sacado adelante esta ley de derechos reproductivos que convierte a una categoría de seres humanos en desechos reproductivos, han aprovechado la notable desproporción en número y de fuerza para deshacerse de los seres humanos más débiles e indefensos. “Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad “es lo que, de nuevo, nuestra Real Academia de la Lengua define como TIRANÍA.
Esteban Rodríguez es portavoz de Ginecólogos por el Derecho a Vivir.
/blogs.hazteoir.org/opinion/2010/09/09/
Así, la ley abortista impuesta por una parte del Parlamento español, considera un derecho reproductivo tratar como residuo o basura a los niños antes del parto cuando se den unas circunstancias tales como que no haya sido planificado y tenga menos de 14 semanas de vida o le sea detectada alguna anomalía antes de nacer a través de los programas institucionales de cribados de defectos congénitos.
A la luz de esta definición, después de haberse escogido lo mejor y más útil de una relación sexual, lo que queda es un desecho: la vida de una nueva persona. Tras hacer uso del sexo y una vez obtenido el placer, el producto natural del mismo ya no sirve a las personas para las que se hizo y ese nuevo ser humano es considerado como cosa vil y despreciable, como residuo o basura, como un “desecho reproductivo” al que hay que vilipendiar y arrancar del seno materno.
De las 28 definiciones que el diccionario establece para “derecho” destaca la que dice que es la “facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida”. Una mujer tiene la facultad, o mejor una situación de poder, para matar a un hijo indefenso antes de nacer, si encuentra cómplices que la ayuden a ello, como medio de realizar lo que conduce a los fines de su vida si en ellos no se encuentra asumir los cuidados del hijo fruto de una relación sexual. Pero atendiendo a la definición de “abuso de superioridad” de nuestro diccionario –“circunstancia agravante determinada por aprovechar en la comisión del delito la notable desproporción de fuerza o número entre delincuentes y víctimas”–, no hay legitimidad alguna en dicha acción.
Los grupos nacionalistas, comunistas, y socialistas que, sin transparencia y sin alentar la participación ciudadana, han sacado adelante esta ley de derechos reproductivos que convierte a una categoría de seres humanos en desechos reproductivos, han aprovechado la notable desproporción en número y de fuerza para deshacerse de los seres humanos más débiles e indefensos. “Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad “es lo que, de nuevo, nuestra Real Academia de la Lengua define como TIRANÍA.
Esteban Rodríguez es portavoz de Ginecólogos por el Derecho a Vivir.
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