Pese a que no soy demasiado aficionado al fútbol, hoy estoy realmente contento. España es la campeona del mundo. Nuestros aguerridos chicos han ganado y no sólo un torneo deportivo. Bajo la dirección de su noble e inteligente seleccionador y entrenador, han dado una lección al mundo entero. La gran lección de la unidad, del trabajo en equipo, del esfuerzo compartido, de la cooperación para conseguir un objetivo común más allá del lucimiento individual. La selección española ha restaurado un poco de la defenestrada imagen que Europa y el mundo entero tienen de España por culpa de nuestros desastrosos e ineptos gobernantes. Nos ha honrado a todos.
Han enseñado al mundo entero cómo se deben hacer todas las cosas: aportando cada uno sus cualidades personales, más no para competir entre sí para demostrar el propio valor individual y disfrutar de la “gloria” personal, sino para aunar las fuerzas de todos en un solo cuerpo en pro de una meta compartida mucho más importante. Los “chupones” que buscan su lucimiento particular han quedado “fuera de juego”. Si algo ha puesto nervioso al “míster” durante el campeonato, ha sido el empeño de la mayor parte de los jugadores en preferir pasar la pelota al compañero, para que sea otro quien marque gol, en vez de “definir” ellos mismos los ansiados tantos.
En vez de su ejército completamente inútil y carísimo de asesores, Zapatero debería fichar a Vicente del Bosque y echar a la calle a todos los demás. Total, sus 600 cortesanos no son más que un gasto inútil para las paupérrimas y endeudadas arcas del Estado y para el bolsillo lleno de telarañas de la inmensa mayoría de los españoles que hemos de pagarlos, bien porque sus consejos no valen un pimiento, o bien porque sus orientaciones son ignoradas. Don Vicente podría enseñarle cómo se dirige a un colectivo humano para que alcance objetivos valiosos y comunes, cómo coordinar las cualidades de cada uno en un espíritu de colaboración, cómo llevar a España a una posición internacional de admiración y respeto.
Los muchachos de la selección española han dado una clase magistral al mundo (y a ciertos españoles renegados, narcisistas y egoístas). Una lección de sacrificio, esfuerzo, constancia, superación (¡comenzamos perdiendo!), excelencia, unión y colaboración. Nuestra selección no ha sido un “belén” lleno de figuras inmóviles. Repleta de futbolistas de calidad, no ha confiado en los individualismos. Ha puesto el acento en el trabajo duro, en sudar la camiseta y en hacerlo de forma cooperativa, como un solo hombre. Cuando Casillas ha recogido la copa del mundo de fútbol, lo ha hecho en nombre de un equipo, en nombre de un colectivo, en nombre de un país: España.
¡Viva la selección española! ¡Habéis estado fantásticos! ¡Bravo, muchachos!
blogs.hazteoir.org/tanabe/2010/07/12