Aproximadamente una tercera parte de las mujeres que se ven en la playa están muy por debajo de su peso ideal, cercanas a la anorexia. Y no hablo de jovencitas, sino de mujeres de mediana edad. Esto supone un desgaste que me imagino que afectará a su salud. Otro tercio están por encima y el resto aproximadamente dentro de los límites. Esas mujeres esqueléticas, más que atracción, producen grima en cualquier varón normal. Su bajo peso hace que apenas tengan pechos y, cuando hacen top less, apenas les sobresalen los pezones, así que algunas llevan el bikini con relleno. A muchas se les pueden contar las costillas y dan ganas de comprarles un bocadillo de chorizo. Parece mentira como la publidad ha hecho tales estragos en toda una generación.
Yo solía estar muy delgada, de forma natural, y me encontraba siempre cansada. Después de mi primer embarazo, me quedé con unos kilos más y descubrí que me sentía mucho más fuerte. Los depósitos de grasa son necesarios para soportar esfuerzos extra y enfermedades. De hecho, la grasa tiene una gran capacidad para transformarse en otro tipo de tejido, gracias a sus células madre, que tan buenos resultados están dando en investigación. El cuerpo de un atleta puede ser más armónico, pero no más saludable. Por ello, no es de extrañar que, de vez en cuando, muera algún deportista de repente debido a los sobreesfuerzos a los que se ven sometidos a diario. Ni gordos, ni delgados. El ideal, como siempre, es el término medio, y además es lo que atrae de forma natural a ambos sexos.