Cuando recuerdo esa cita de Biblia, me doy cuenta de hasta qué punto estoy lejos de alcanzar mi objetivo. Si algo distingue a un buen cristiano es precisamente su alegría. La madre Teresa de Calcuta siempre sonreía y cuentan que los religiosos en el martirio solían cantar salmos. Vivir realmente el mensaje de Jesucristo es una fuente de paz que se transluce en la mirada, incluso en algunos que no se consideran cristianos. Algunas personas llevan una felicidad dentro que no depende de lo bien o mal que les vayan las cosas, sino que nace directamente de su interior. Por eso, incluso en condiciones adversas, consiguen mantener la esperanza o aceptar con resignación alegre su destino y eso les da una fuerza impresionante. Supongo que es difícil llegar a ese nivel cuando se es de natural depresivo, pero seguiré intentándolo.
Procuro que mis preocupaciones no afecten a mis relaciones personales. Pero hay días en que me resulta difícil relajarme y sonreir. Tengo siempre presente a la gente que sufre en el mundo la pobreza, la enfermedad y la injusticia. También los problemas económicos de nuestro país y, sobretodo, los morales, que son para mí aún más graves. Sufro también por los otros seres vivos a los que perjudicamos de forma voluntaria o no, especialmente los toros. En esta época, sufro por los animales abandonados en vacaciones. También recuerdo a los ausentes. Siendo así, es difícil mantener el lema de estar alegres. Sin embargo, sé que otros lo consiguen en circunstancias mucho peores que las mías. Con el tiempo y la oración me gustaría poder decir algún día que yo también lo he logrado.
Música: madona - ray of light