Tal vez me equivoqué desde el principio queriendo ir en contra de la marea. Tenía que haber estudiado una carrera, para poder conseguir un buen trabajo. Con dinero y menos hijos tendría más tiempo para mí. Podría ir a la peluquería cuando quisiese o incluso al spa. Cuando me encontrara mal encontraría fácil consuelo en las compras. Ir de tiendas, probarme todo y llevarme lo que quisiera. Tendría otras amigas en mi misma situación con las que poder charlar de moda, de hombres o de cotilleos. Presumiría de mi independencia, de mi buen estado físico y mi estilo. Viajaría en cualquier momento a todos los lugares donde siempre quise ir, o simplemente a una playa para relajarme. Hotel de cuatro o cinco estrellas, comidas refinadas sin mirar nunca los precios. Me olvidaría de cocinar, de fregar los cacharros y de recoger. Dejaría a mis hijos con alguna persona de confianza previo pago, sabiendo que ya no era mi responsabilidad sino la suya. Viviría una segunda juventud con mi marido sin pensar en el pasado ni en el futuro. Hablaría sólamente de mi trabajo, de mis avances profesionales y mis espectativas.
Si me sobrara tiempo, aún podría ir al cine, ver en la televisión los programas que tienen mayor audiencia, culebrones y concursos de talento que ocuparían toda mi atención. Nada de noticias, ni periódicos, ni, por supuesto, intentar averiguar lo que se oculta detrás de cada suceso. Dejaría a mis hijos a su aire, confiando en que el colegio los encauce bien hacia los estudios, que los amigos les hagan felices y que disfruten cada momento. Si toman la píldora postcoital, viviré tranquila, porque tampoco me voy a enterar. Si beben, fuman, o tienen relaciones, es su problema. Que aprovechen su juventud y tengan suerte, que ya les quedará el resto de su vida para trabajar y ser responsables. Tal vez no vale la pena estar amargándose la vida pensando en que hay una manera mejor de hacer las cosas. Si al fin y al cabo a la mayoría de la gente le trae sin cuidado. Ellos están bien así, hasta que algo falla. Entonces le echan la culpa a la sociedad y siguen tan contentos. ¿Por qué no podría yo haber sido así? Una pequeña aclaración: no estoy diciendo que tengan que ser incompatible trabajar con ser una buena madre.
Estoy aburrida de pensar tanto y de tratar de explicarme, total, para que muchos piensen que estoy loca o que soy completamente tonta. Si al fin y al cabo a mí no me va tan mal de momento, gracias a los esfuerzos que he hecho para evitar todo tipo de problemas. Tal vez un día simplemente desaparezca, deje de escribir el blog, abra otro, o encuentre algo más valioso en que ocupar mi tiempo. Estoy harta de hacer el papel de mala en la blogosfera. No voy a comentar más porque no quiero comprometer a aquellos que son o eran mis amigos; así que también voy a borrar los enlaces.
Música: Para tí sería. Neck y el sueño de morfeo