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viernes, 4 de febrero de 2011
Trabajar bajo presión
El otro día pusieron en televisión un reportaje sobre técnicas de estudio. Discutían sobre si es mejor sentirse presionado todo el tiempo a la hora de estudiar o tener un ambiente relajado y menos tenso. Siendo un país de Europa del Norte, ellos llegaban a a la conclusión de que era mejor trabajar sin presiones. Sin embargo, en España, yo no estaría de acuerdo con eso. No hay más que ver a los funcionarios para darse cuenta de que aquí el que no se siente presionado no da ni golpe. Yo misma noto que, cuanto menos tengo que hacer por obligación, menos hago en total. Lo que más me cuesta siempre es empezar. Luego ya viene todo rodado. El día que tengo más obligaciones pendientes es aquel en el que acabo haciendo tareas extras que no tenía programadas.
Es una relación directamente proporcional, aunque las matemáticas no sean lo mío. Por eso, creo que es importante acostumbrarse a no bajar demasiado el ritmo, ni siquiera en vacaciones. Hay días en que creo que, si no tuviera que salir a llevar a las niñas al colegio, me pasaría el día en el sofá. Pero, una vez que estoy en la calle, ya no paro de hacer cosas. Me pongo las pilas. Al volver a casa, enciendo el ordenador, veo el correo, leo el reader, miro mis estadísticas, leo el Evangelio si no he ido a misa y abro mis blogs. Actualizo los posts con textos propios y ajenos y, finalmente, entro en el facebook. Es un ritual automático que me dura aproximadamente una hora. Necesito seguir mis rutinas para no dejarme llevar por la desidia. Creo que yo sólamente puedo trabajar si me presiono a mí misma cada día.
Es una relación directamente proporcional, aunque las matemáticas no sean lo mío. Por eso, creo que es importante acostumbrarse a no bajar demasiado el ritmo, ni siquiera en vacaciones. Hay días en que creo que, si no tuviera que salir a llevar a las niñas al colegio, me pasaría el día en el sofá. Pero, una vez que estoy en la calle, ya no paro de hacer cosas. Me pongo las pilas. Al volver a casa, enciendo el ordenador, veo el correo, leo el reader, miro mis estadísticas, leo el Evangelio si no he ido a misa y abro mis blogs. Actualizo los posts con textos propios y ajenos y, finalmente, entro en el facebook. Es un ritual automático que me dura aproximadamente una hora. Necesito seguir mis rutinas para no dejarme llevar por la desidia. Creo que yo sólamente puedo trabajar si me presiono a mí misma cada día.
jueves, 14 de octubre de 2010
El proceso de la escritura
Es curiosa mi manera de pensar los artículos. Realmente, lo primero que pongo siempre es el título. Suelo tener alguna idea rondandome por la cabeza o una frase que me ha llamado la atención. En este momento se trata de una de Mary Carmen (la de los muñecos): "Cuando mi hijo Miguel me pregunta cómo tiene que vivir su vida, le digo que el truco es muy sencillo: no desviarte de donde te ha puesto Dios". Creo que eso es lo que he venido haciendo a lo largo de los años. He aceptado mi destino sin demasiadas estridencias. Cuando vi que estudiar no me motivaba, no me empeñé en seguir por ese camino; cuando el trabajo tampoco acabó de llenarme, decidí dejarlo temporalmente; y, como me vi a gusto de ama de casa, he seguido así. Pero lo que no he podido abandonar nunca ha sido mi afición por la escritura, desde que aprendí hasta hoy; así que supongo que es ahí donde debo estar.
La vida actual exige muchas veces a las personas y, especialmente, a las mujeres, que tengan múltiples intereses y aficiones; que sean las más guapas, las más listas, las más capaces. Yo me retiré hace mucho de esa competición. Lo que no he conseguido nunca en cambio es dejar de darle vueltas en mi cabeza a todo lo que he visto y lo que he vivido, y tratar de sacar conclusiones. Como dice mi presentación del blog, de hace ya casi cuatro años y medio: tal vez pido demasiado, pero no dejaré de intentarlo. Los títulos de mis post siguen acudiendo puntualmente a mi cabeza - a veces varios al día -, y yo me esuferzo en explicarlos y darles forma, con mayor o menor fortuna. No sé si tiene realmente sentido tanto tiempo y esfuerzo dedicado a una labor anónima y solitaria, pero seguiré donde me ha puesto Dios, mientras no encuentre una señal que me indique lo contrario. Espero que sigáis aquí conmigo.
La vida actual exige muchas veces a las personas y, especialmente, a las mujeres, que tengan múltiples intereses y aficiones; que sean las más guapas, las más listas, las más capaces. Yo me retiré hace mucho de esa competición. Lo que no he conseguido nunca en cambio es dejar de darle vueltas en mi cabeza a todo lo que he visto y lo que he vivido, y tratar de sacar conclusiones. Como dice mi presentación del blog, de hace ya casi cuatro años y medio: tal vez pido demasiado, pero no dejaré de intentarlo. Los títulos de mis post siguen acudiendo puntualmente a mi cabeza - a veces varios al día -, y yo me esuferzo en explicarlos y darles forma, con mayor o menor fortuna. No sé si tiene realmente sentido tanto tiempo y esfuerzo dedicado a una labor anónima y solitaria, pero seguiré donde me ha puesto Dios, mientras no encuentre una señal que me indique lo contrario. Espero que sigáis aquí conmigo.
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