"La
sola mención de una supuesta 'realización profesional' de prostitutas
en un pleito sobre enfermedades de transmisión sexual ya suena extraño;
lo más preocupante, sin embargo, es la glorificación de una actividad
que implica la degradación de la dignidad de la mujer" y ello en la medida en que "se llega al
punto de que, en lugar de tolerar, va a promover una clara violación
del principio constitucional de la dignidad humana, el tratamiento de la
comercialización del cuerpo, como si se tratara de una dedicación
profesional más, siendo la conciencia de que cada ser humano tiene de su dignidad inconmensurable un logro histórico de la civilización occidental".
"A pesar de los avances en cuestión de derechos civiles, en
las últimas décadas se han caracterizado por un movimiento sutil de los
grupos minoritarios que comenzó a promover causas que revelan una
comprensión completamente distorsionada de la dignidad humana, incluso contra el consenso de la mayoría de la población. Así, por ejemplo, que en nombre de unos supuestos
"derechos de la mujer", se le niega la condición de ser humano al no
nacido, atreviéndose a conceptos biológicos, para defender el aborto. Lo mismo ocurre con la promoción de la eutanasia,
que se disfrazan bajo el discurso de la "muerte digna" el deseo de
desprenderse de los considerados una carga para la sociedad. En
esta ingeniería social, las actividades que degradan las mujeres, como
la pornografía y la prostitución, también son dignos de aceptación en un colectivo - y, quién sabe, si del elogio general-.
Habiendo acumulado prestigio entre los líderes de opinión de los medios, ya sea en la universidad, ya sea en forma impresa, no es de extrañar que el siguiente paso de estas causas ha sido su transformación en política de Estado. En asuntos relacionados con la dignidad humana, la mera neutralidad del Estado ya sería preocupante por ser, en el fondo, una omisión. Pero lo peor es ver que el público adopte estas formas, llegando a extremos como el de Estoy feliz de ser una prostituta"
La dignidad humana no se comercializa
"Es triste que algo tan
elemental se haya ensombrecido y necesite ser reafirmado, y que ahora
hay tan pocas voces dispuestas a hacerlo. Pero la defensa
de este principio también implica la comprensión del drama
socioeconómico, ético y cultural que lleva a la prostitución. La
desafortunada elección -aunque a menudo no se elige libremente- no debe
justificar que esa persona sea víctima de discriminación o agresión. Sin embargo, una
cosa es luchar contra la discriminación injusta, y otra, muy diferente y
perjudicial, es tolerar un comportamiento basado en el comercio de la
dignidad humana, la equiparación con otras actividades profesionales como un camino a la felicidad a través de la realización personal. Respecto
a la mujer que se prostituye es la creación de condiciones para que
tengan en cuenta la gravedad de la situación que vive, y no a la
promoción de la prostitución, lo qie la historiadora feminista Tania
Navarro Swain define como "la trivialización de la violación."
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