La gala de los premios Goya volvió a ser un foro para la demagogia y el sectarismo político.
La crisis económica sirvió de excusa a la presentadora, Eva Hache, y a varios actores que hablaron desde el escenario para lucir pegatinas y lanzar consignas contra el Gobierno, la casa Real y el sistema.
Candela Peña, premio a la mejor actriz de reparto, llegó a decir que su padre murió en un hospital público sin mantas ni agua, por culpa de los recortes. Lo dijo vestida de lujos, después de cobrar decenas de miles de euros por su interpretación en Una pistola en cada mano.
"¿Y por qué no destinó lo que cuesta su vestido y sus zapatos a cuidar de su padre?", se preguntó una usuaria de Twitter desde su perfil. No fue la única.
El bochorno y la irritación con la demagogia de la gala de los Goya fueron la respuesta de muchos en las redes sociales, ante la nueva usurpación de la gala de los Goya por la minoría fanática que controla la industria del cine.
La actriz Maribel Verdú, vestida de Raf Simmons para Dior (aproximadamente, 60.000 euros) y con joyas de la casa Bárcena (aproximadamente, unos 200.000 euros), marcó un hito de la manipulación, al dedicar su Goya a la mejor actriz a las personas que "han perdido la vida por los desahucios".
Hubo actores con pegatinas contra los recortes del Gobierno, como Javier Cámara, o Pilar Bardem, un clásico en estas reuniones sectarias.
Pero el cine español recibió el año pasado 49 millones de euros en subvenciones del Estado, una cantidad equivalente a 89.000 cuotas hipotecarias de 550 euros.
Para los privilegiados del cine, los recortes se notan mucho menos.
Loles León, José Corbacho o Javier Bardem también aprovecharon su paso por el escenario para atacar al Gobierno, cosa que no hicieron cuando gobernaba el PSOE.
Ha vuelto el PP al Gobierno, vuelve la casta del cine a la trinchera fanática y al "golpismo de baja intensidad", como lo llama el bloguero de El Mundo, Santiago González.
Ya está bien de que todos les paguemos su carísima fiesta.
Ya está bien de que se dediquen a insultar y a burlarse de los que no compartimos sus prejuicios ideológicos.
Ya está bien de que el ministro Wert baje la cabeza y acepte esta apoteosis anual de demagogia y sectarismo.
José Ignacio Wert puede tolerar si quiere que lo insulten y se burlen de él.
Pero el ministro de Cultura de España no puede permitírselo, porque nos representa a todos, también a los que pagamos la gala de los Goya y sostenemos con nuestros impuestos el tren de vida de una casta profesional fanatizada.
La crisis económica sirvió de excusa a la presentadora, Eva Hache, y a varios actores que hablaron desde el escenario para lucir pegatinas y lanzar consignas contra el Gobierno, la casa Real y el sistema.
Candela Peña, premio a la mejor actriz de reparto, llegó a decir que su padre murió en un hospital público sin mantas ni agua, por culpa de los recortes. Lo dijo vestida de lujos, después de cobrar decenas de miles de euros por su interpretación en Una pistola en cada mano.
"¿Y por qué no destinó lo que cuesta su vestido y sus zapatos a cuidar de su padre?", se preguntó una usuaria de Twitter desde su perfil. No fue la única.
El bochorno y la irritación con la demagogia de la gala de los Goya fueron la respuesta de muchos en las redes sociales, ante la nueva usurpación de la gala de los Goya por la minoría fanática que controla la industria del cine.
La actriz Maribel Verdú, vestida de Raf Simmons para Dior (aproximadamente, 60.000 euros) y con joyas de la casa Bárcena (aproximadamente, unos 200.000 euros), marcó un hito de la manipulación, al dedicar su Goya a la mejor actriz a las personas que "han perdido la vida por los desahucios".
Hubo actores con pegatinas contra los recortes del Gobierno, como Javier Cámara, o Pilar Bardem, un clásico en estas reuniones sectarias.
Pero el cine español recibió el año pasado 49 millones de euros en subvenciones del Estado, una cantidad equivalente a 89.000 cuotas hipotecarias de 550 euros.
Para los privilegiados del cine, los recortes se notan mucho menos.
Loles León, José Corbacho o Javier Bardem también aprovecharon su paso por el escenario para atacar al Gobierno, cosa que no hicieron cuando gobernaba el PSOE.
Ha vuelto el PP al Gobierno, vuelve la casta del cine a la trinchera fanática y al "golpismo de baja intensidad", como lo llama el bloguero de El Mundo, Santiago González.
Ya está bien de que todos les paguemos su carísima fiesta.
Ya está bien de que se dediquen a insultar y a burlarse de los que no compartimos sus prejuicios ideológicos.
Ya está bien de que el ministro Wert baje la cabeza y acepte esta apoteosis anual de demagogia y sectarismo.
José Ignacio Wert puede tolerar si quiere que lo insulten y se burlen de él.
Pero el ministro de Cultura de España no puede permitírselo, porque nos representa a todos, también a los que pagamos la gala de los Goya y sostenemos con nuestros impuestos el tren de vida de una casta profesional fanatizada.
- Exige al ministro Wert que cambie de una vez el sistema de financiación del cine español, suprima las subvenciones y destine los 49 millones que el cine español recibió de todos los contribuyentes en 2012 a bajar los impuestos de las clases productivas
- http://hazteoir.org/alerta/50821-firma-cu-ntos-desahucios-se-paran-49-millones-al-cine