Un mes y medio es el retraso que suelen llevar mis post entre la fecha en que los escribo y la de publicación. Por eso, me ha pasado alguna vez que me han escrito interesándose por mi estado, cuando se trataba de algo ya pasado. Hay temas que son intemporales, pero hay sentimientos de un momento dado que, por suerte, a veces tienen fecha de caducidad. No es el caso de este post, ya que lo escribo a propósito el día 11 de febrero para publicarlo el 13. El otro día discutíamos en clase de francés sobre si dura más el amor o la amistad. Naturalmente, todo depende de cómo le haya ido a cada uno. En mi caso, desde luego, la amistad ha tenido los días contados, mientras que el amor, de momento, me funciona. Tengo amigos a distancia, pero no una amistad cercana de diario como suele conservar la gente, a veces incluso desde la niñez. Qué suerte.
También me decía alguien que los primos pueden ser buenos amigos. Desde luego, no cuento con esa experiencia, y mis hijos tampoco la van a tener. Es una pena. Supongo que no se puede tener todo.. Hay experiencias que me han sido vedadas y ya a estas alturas no creo que me sucedan. Ya no espero grandes amistades o relaciones. Naturalmente, están los conocidos que te caen bien, con los que puedes tener un rato de conversación de vez en cuando. Algo es algo. El caso es que creo que el amor y la amistad van un poco reñidos. Quien se centra en uno suele descuidar la otra y viceversa. Al menos, eso pienso hoy, a mediados de febrero y en vísperas de San Valentín. Felicidades a quien corresponda.