Yo no escribo para los que están de acuerdo conmigo. Naturalmente, me gusta que me sigan y los recibo con cariño en este blog. Pero escribo precisamente para los que están perdidos y no saben ya qué pensar sobre casi ningún tema. Soy como el pastor que deja a su rebaño y se va a buscar a las ovejas descarriadas. Por eso, estoy encantada de que entren muchos de los que nunca me leerían, porque estoy segura de que algunos empezarán a darle vueltas y se quedarán por aquí. Siempre ocurre lo mismo. Este blog es como una catequesis, aunque yo apenas esté preparada para impartirla, pero hago lo que puedo con la mejor intención. Me basta con que a alguien le haya servido de algo.