Llenar el corazón de un progre joven con lejía de alta graduación; meter en la boca del progre tres escorpiones; convencer a un progre de que se bañe con una piraña antisocialista; tirarlo desde un campanario… Así hasta 42 formas de matar a un progre ofrece una mujer vestida con un traje de chaqueta y falda que ha salido de una caja de madera gigante tras destrozarla con una sierra. Por muchísimo penos que esto, el gobierno impuso una multa de 100.000 euros a Intereconomía TV. Antes de que algún progre furioso pida mi procesamiento por ese texto en cursiva, diré que eso mismo, pero referido a un sacerdote, apareció el martes en El País sobre una obra estrenada ayer en Gerona. El reportaje se titulaba “42 maneras de matar a un cura”. La obra y el reportaje podrían haberlos titulado así: Para vosotros, la mordaza; para nosotros, la patente de corso para ofender y provocar.
P.D.: Obvia decir que el texto en cursiva que inicia esta entrada no refleja la intención del autor de este blog, sino que sirve como mero ejemplo de lo que provocaría un texto como el aparecido en El País a personas cuya antipatía por el Cristianismo puede hacer que simpaticen con esa obra teatral. A mí jamás se me ha pasado por la cabeza -ni de lejos- matar a alguien porque no me gusten sus ideas o sus creencias. Lástima que haya gente que no opina así cuando el discrepante viste sotana y luce alzacuellos.
www.outono.net/elentir/2010/10/02/42-maneras-de-matar-a-un-progre/