Es uno de mis temas recurrentes, lo sé. Cuando vinieron los inmigrantes a España, especialmente desde América Latina, a mí me hizo mucha ilusión. Fue como un reencuentro con familiares largamente olvidados. Hay muchos kilómetros de distancia entre nosotros y el contacto era escaso y deficiente. Pero entonces llegó la crisis y empezaron a hablar de que tenían que volverse a su país. Me consta que muchos se han ido a desgana porque ya no tenían trabajo ni posibilidad de encontrarlo; pero les hubiera gustado quedarse más, o incluso para siempre. Se han llevado a sus hijos, que estaban ya bastante integrados en sus poblaciones de acogida y en sus colegios. Es una pena que haya tenido que ser así.
Ya sé que no todo es tan idílico, que la mayor parte de los parados en España son extranjeros y eso no tiene sentido. Pero, lo malo es que en sus países no les espera una situación mejor. El boom inmobiliario atrajo a España varios millones de inmigrantes y estaba claro que la situación era insostenible - para cualquier que razonara un poco. Sin embargo, creo que nuestra sociedad se había enriquecido con tanta sangre nueva y tantos niños, y ahora va a haber un retroceso en ese sentido. Es natural que la gente que viene a trabajar se acabe volviendo a su país en su mayor parte, cuando consiguen ahorrar dinero o mejorar sus condiciones de vida; pero es una lástima que se vayan igual que vinieron, después de habernos acostumbrado mutuamente.