Dos bonitas palabras que, a veces, no significan lo que parece. Acabo de ver un anuncio en televisión asegurando que un aparato electrónico es sostenible. Teniendo en cuenta que estará hecho de metal y plástico -no de cartón y madera-; supongo que ha necesitado unos procesos de transformación que contaminan y utilizan mucha energía para crear cada uno de los componentes. Por otra parte, llevará una batería eléctrica, que también es contaminante y, para su fabricación, ha necesitado energías contaminantes. Además, seguramente contiene coltán, un metal para cuya extracción se utilizan niños en el Congo; aparte de la guerra que ha provocado su posesión en un lugar ecológicamente único. Los coches híbridos también llevan baterías, consumen energía eléctrica procedente de centrales térmicas y, además, tienen un motor de gasolina. Así que, no os creáis todo lo que se dice sobre productos sostenibles.
Tolerancia. Supone la acción de tolerar, es decir, soportar o sufrir algo, lo cual presupone que eso que toleras te parece algo negativo. Es decir, que cuando alguien te dice que seas tolerante, te está pidiendo que soportes algo malo, que lo permitas. Pero, ¿hasta qué punto se debe tolerar aquello que te parece mal, negativo, equivocado o nocivo para la sociedad?. Una señora me dijo que ella no estaba en contra del aborto porque ella "era muy tolerante". ¿Acaso se debe tolerar el asesinato, la pedrastia o el crimen en general? No. Hay cosas tan malas que no deberían ser toleradas por la sociedad. Si eso supone que se me considere una intolerante, ahora ya no me va a importar, porque sé que la palabra tolerancia tiene más significado de lo que parece. No se puede decir a todo que sí porque existen cosas intolerables.