Estos cuatro libros cuentan la historia de unos vampiros buenos y unos hombres que se transforman en lobos a su voluntad. En medio, se encuentra una chica humana en el clásico triángulo amoroso, con una tensión sexual evidente hacia dos de los protagonistas, aunque ella realmente sólo está enamorada del vampiro. Hasta ahí, la trama es previsible, aunque resulta amena en las películas. Lo que yo quería resaltar es lo que se encuentra detrás. Por ejemplo, el hecho de que Eduard no quiere transformar a Bella en vampiro porque piensa que él ya no tiene alma y está condenado. Por eso, no quiere que ella renuncie también a la vida eterna, -lo cual no es lo mismo que vivir eternamente a su lado sin envejecer ni morir. Egoístamente, a Eduard le gustaría tenerla a su lado, pero comprende que la renuncia a tener una vida normal es algo terrible.
Asi lo comprende también otra protagonista, Rosalie, que hubiera preferido poder envejecer junto a Emmet y ver crecer a sus nietos, en lugar de permanecer eternamente joven y bella. Toda la familia de Eduard es consciente de que han hecho cosas terribles en el pasado y se arrepienten, y además tienen el firme propósito de mantenerse en el lado correcto. Por eso, la saga de Crepúsculo, aún siendo novela romántica para adolescentes, enseña cosas sobre el poder del amor, de la redención y el sacrificio. Así como, el compromiso, cuando Eduard se niega a tener relaciones con Bella sin estar casados y le dice algo así como: de donde yo vengo, matrimonio significa amor para siempre. Así que, aunque al principio yo era un poco reacia a estos libros, creo que puedo recomendarlos para todos; así como las películas.