La vecina de enfrente hace quince años que me oye salir por las mañanas, y el otro día me dice: tú que no tienes que madrugar, te levantas antes que yo. Ahora me entero de que las amas de casa no madrugamos. Es decir, que esperamos en la cama hasta las doce para hacer la comida, sin haber ido la compra, y tender la ropa, sin haber puesto la lavadora. De toda la vida, en mi casa era mi madre la primera que se levantaba y yo creo que en la mayoría de las casas. Nos despertaba a todos, ponía los desayunos y se ocupaba de que saliéramos a la hora. Yo, además, tengo que llevar a mis hijos al colegio, pero incluso antes de tener niños ya me levantaba a la vez que mi marido.
Me pregunto si existen realmente amas de casa que no madruguen. En el pueblo, tienen que darle de comer a las gallinas y otras muchas tareas más. Yo sería incapaz de quedarme durmiendo y dejar que cada cual se las arreglara a su gusto. Cuando los chicos eran pequeños, por supuesto, no podía ni pensar en ello. Lo que parece mentira es que me diga eso una mujer que tiene que saber perfectamente que el trabajo de la casa nunca termina, aunque precisamente ella prefiere entrar tarde al trabajo y salir tarde también. Así que se levanta más tarde que yo, y la verdad es que no entiendo por qué opina sobre mis horarios.