La otra noche en Antena tres encontré una entrevista con una chica que aseguraba haber sido acompañante de lujo de muchos famosos. Lo extraño era que ella, no sólo no se arrepentía de su labor, sino que afirmaba haberlo hecho por gusto y por su elección. No pasa na, pero en no pasando na, que sepas que serlo, eres. El calificativo no cambia porque disfrute de su actividad, sino más bien al contrario. Lo bueno era que su expresión, a punto de echarse a llorar, desmentía de forma efectiva sus propias palabras.
Todavía me acuerdo, y no me puedo creer cómo intentaba convencerse de que lo suyo era simple amistad, aderezada con "regalos" de cientos de miles de euros. Ése es el ejemplo que estaba dando a todas las jovencitas que pudieran estar escuchando en ese momento. Ahora resulta que no se trata de prostitución si eres capaz de disfrutar del sexo con un desconocido, por la simple razón de que es atractivo o lo hace bien. Como animales en un establo..., los sentimientos no tienen nada que ver.
Me preocupa que se estén generalizando esta clase de declaraciones y, no, no creo que sea simple casualidad. ¿Cuánto le han pagado a esa Miss Madrid para que acabe de echar a perder su reputación y su vida?. No sé si es consciente de que la belleza se acaba. Dentro de unos años, -pocos-, estará bañándose en billetes de quinientos euros, pero sola. Entonces, probablemente, sea ella la que tenga que pagar por la compañía y comprarse un acompañante.
Éste es el modelo de sociedad que muchos quieren. Abajo el amor. Vive el momento. Sobretodo, no te arrepientas de nada. Eso es lo que pretenden los creadores de Gran Hermano o I love Escassi. Convertir a todas las chicas en fulanas satisfechas. Luego, para colmo, llega la ministra y dice que no, que no se trataba de eso. Pues, ¿de qué se trata?. Cuando, en la relación de pareja, desaparecen las emociones y los afectos, las mujeres pasan a ser objetos de uso y disfrute, por más que ellas quieran pensar que conservan el control de la situación.