Estoy cansada de oir la consabida frase sobre que las mujeres ganan menos dinero que los hombres. No se tienen en cuenta en esos informes ni la labor desempeñada, ni el número de horas, ni los plus de peligrosidad, por ejemplo. Es cierto que existen mujeres que trabajan de vigilantes de seguridad; pero están en las cajas comprobando la mercancía y poco más. Cuando existe un problema serio acuden a sus compañeros masculinos. Hace tiempo oí que despidieron a una empleada de jardinería porque le encargaron hacer diez hoyos para árboles, y sólo hizo cinco. Lo injusto hubiera sido que esa mujer cobrara a fin de mes lo mismo que sus compañeros que habían terminado el trabajo. Lo discriminatorio sería que las vigilantes juradas ganaran el mismo sueldo que los hombres, por una tarea protocolaria que no supone esfuerzo físico ni riesgo; mientras ellos se juegan la piel cada día.
Dice la Ministra Chacón que hay que conseguir un ejército igualitario. Vale, vamos a ver cómo llevan ellas el material de cincuenta kilos. Pero, es que la idea de la Ministra de Defensa sobre las labores del ejército es bastante chocante. Os aconsejo que lo leáis porque no tiene desperdicio. Los soldados le van a hacer la competencia a los curas y las monjas de las misiones. Si Felipe II levantara la cabeza... Vamos a pasar de la España donde no se ponía el sol a la España donde directamente ya no sale. Adios España. Volviendo a la discriminación: no es lo mismo un policía de oficina que uno de calle; turno de noche que turno de día; diez horas diarias que cinco; desplazamientos de kilómetros que "de garaje a garaje"; trabajar de pie a la intemperie o a cubierto; con riesgo y responsabilidad civil, o un cómodo trabajo rutinario de oficina.