He visto unas imágenes increíbles. Una reportera italiana aprovecha una entrevista a David Beckham, rodeada de gente, para meterle mano con todo el descaro. La mirada de él lo decía todo. Se quedó con las ganas de darle un sopapo, pero naturalmente no podía. Si hubiera sido un hombre tocándole los genitales a una mujer en público y contra su voluntad, la que se hubiera armado. Denuncia, detención, titulares hablando del acoso machista..., pero claro, era una mujer jugueteando con la anatomía masculina; y eso sí que vale.
La justicia no es justa si no afecta a todos por igual. Los derechos no valen nada si no se aplican a todos. La igualdad es mentira si sirve para discriminar a un sector de la población. Ahora resulta que son los hombres los que pueden ser humillados públicamente sin que ni una sola voz -más que la mía- se levante para decir que eso no está bien. La libertad sin respeto se convierte en intolerancia. Pero, qué se puede esperar de una sociedad donde ser hombre ya te hace sospechoso de cualquier crimen, pero sin presunción de inocencia...