Considera Paul Johnson el matrimonio como un trabajo, no sólo una cuestión de sentimientos. En un mundo en el que lo afectivo ha inundado las relaciones personales, tal afirmación produce sin duda escándalo. De hecho, alguna vez que lo he manifestado en alguna conferencia ha habido quien me ha acusado de ser frío y poco romántico. Sin embargo la afirmación de Johnson debe ser analizada en su complejidad, sin duda los sentimientos deben ocupar su lugar en el amor, pero nunca deben ser guía de decisiones. No debemos permitir que sea el corazón quien nos guíe, debemos ser nosotros quienes le guiemos a él.
Amar significa comprometerse a diario, no sólo cuando el sentimiento acompaña. Significa determinarse en mantener el compromiso, poner los medios para que lo que yo pueda hacer no falte. El amor no es sólo cuestión de sentimientos sino de decisión.
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