Cada año miles de personas se gastan grandes cantidades de dinero en tratamientos para adelgazar o dejar de fumar. Salvo en caso de enfermedad, el mejor método de adelgazamiento que existe es no comer. Que se lo pregunten a los africanos. En cuanto al tabaco, en tiempos existía algo llamado fuerza de voluntad. Yo lo dejé de repente y de eso hace veinte años. Todavía, cuando huelo el humo me apetece, pero me aguanto. Pero, claro, resulta mucho más interesante darse importancia con un tratamiento médico a base de pastillas, las cuales tal vez sean peor remedio que lo que pretenden curar. Ahora hay un remedio médico para todo, menos para la indolencia.
Confieso que soy culpable y ,últimamente, he descubierto que mis hijos también padecen ese vicio. El chico vino quejándose de que el agua de beber del gimnasio está recalentada. Cuando la mitad de la población mundial bebe de pozos de agua marrón... Y la chica me dice que se aburre, porque no le apetece ver ninguna de las más de doscientas películas que tenemos en casa. Y yo pienso, médico cúrate a tí mismo. Está claro que no he sabido transmitir mis ideas en mi propia casa. La batalla es larga pero seguiré luchando. La superficialidad nos ataca desde todos los frentes, y seguimos perdiendo el tiempo y el dinero en tonterías y quejándonos de cosas sin importancia.