He ido a comprar sujetadores con mis hijas y ahora resulta que todos vienen con forma y con aro; pero eso no es lo peor, sino que también llevan relleno. Me pregunto qué sentido tiene que una niña de catorce años tenga que fingir una talla de pecho mayor de la suya. ¿Qué fue de la liberación de la mujer?. Como leí el otro día en un artículo, ahora resulta que tenemos que ser todas unas "pilinguis", o al menos parecerlo. Por supuesto, mis hijas no van a salir a la calle disfrazada de Barbies, porque espero que las valoren por su inteligencia y su personalidad, no por su perímetro torácico. El caso es que somos las propias mujeres las que alimentamos esta mentalidad a causa de la rivalidad femenina. Pero especialmente aquellas que se consideran a sí mismas modernas y liberadas, son las que más se prestan a este juego de belleza y seducción.
A mí me es indiferente si mujeres adultas quieren tener más pecho. Ya se descubrirá el engaño antes o después, digo yo. Pero que dejen en paz a las niñas, que deberían estar al margen de la atracción sexual. Con esto sólo se favorece la pederastia y las relaciones con demasiada diferencia de edad. Este verano he visto niñas pequeñas con minifaldas negras y escotes. Los niños deberían ser niños, y las adolescentes tienen un cuerpo que todavía se está formando. La obsesión por la talla pectoral provoca que muchas se acomplejen y quieran incluso operarse. Series como "sin tetas..." también han favorecido esa actitud. De hecho, todas las series juveniles españolas sirven a esa mentalidad, según la cual, ser atractivo es lo más importante y lo único que garantiza el bienestar y el éxito.