Mira que en este blog procuro ser tolerante y moderada, pero hay cosas que claman al cielo. Como que ahora los sindicatos y los presuntos artistas de España se dediquen a escribir comunicados en apoyo de un gobierno que ya ha fabricado un millón de parados y va camino del segundo. Cómo se nota que ellos no viven de un sueldo, sino de las subvenciones millonarias de ese mismo gobierno y medios afines.
Desde hace décadas una buena parte de los escritores, cantantes o actores españoles ya no trabajan del talento que pudieran tener, que en muchos casos es dudoso, sino que dependen del apoyo institucional a través de las fiestas de los pueblos, los libros recomendados en los colegios y muy especialmente las subvenciones al cine español. Se sabe que hay incluso películas que no llegan a estrenarse.
Esta situación vergonzosa que no ocurre en ningún otro país que conozca ha permitido que surja toda una casta de "intelectuales" que comen de la "sopa boba" y viven muy bien. Tanto que luego residen en urbanizaciones de lujo, viste ropa de diseñadores internacionales y se codean en las fiestas lo mismo con aristócratas y magnates que con las mismas infantas, siempre con una sonrisa en la boca.
Mientras, en su trabajo, se dedican a dinamitar la sociedad española, empezando por sus valores tradicionales, siguiendo con la Iglesia y la alta sociedad en la que se mueven. El nivel de hipocresía de estas personas sólo es comparable al de los sindicalistas, que dicen defender a los trabajadores mientras ellos mismos no trabajan y les da lo mismo si vamos de cabeza a la ruina.
Si todos ellos tuvieran que vivir de su trabajo, no sólo los trabajos artísticos subirían de calidad de manera ostensible, sino que además no les quedaría tiempo para andar haciendo la pelota a los que les mantienen, ni tendrían razón alguna para hacerlo. Menos manifiestos y más solidaridad con quien de verdad la necesita y no con aquellos que no saben ni quieren hacer las cosas bien.