El otro día estaba mirando como un palomo perseguía a una paloma por un árbol de rama en rama, hasta agotarla y así poder copular con ella. Mi hija pequeña estaba conmigo y pensaba que se estaban peleando. Yo le dije que no, que en la naturaleza las cosas suelen funcionar así. Una vez hablaba de que el sexo es como una cacería, más inofensiva, desde luego, ya que la víctima en este caso incluso disfruta. Pero, en muchos lugares de la Tierra, por desgracia, siguen sin pedirle su opinión a las mujeres o su autorización para ello. En África, hay cientos de violaciones al día, porque las niñas van solas a buscar agua recorriendo varios kms. durante horas. Supongo que algunos les darían preservativos gratis a los violadores... En nuestro país probablemente se producen muchas más que las que se denuncian. Muchas prefieren olvidarlo porque no se sepa, o porque temen que se considere que estaban de acuerdo.
La ropa que muestra más de lo que oculta, los tangas asomando junto a la raja, las minis que ya no son faldas... La actitud general de desenfreno, especialmente cuando hay alcohol por medio o drogas, bailes eróticos..., dan a entender que se está dispuesto a todo. Llegado a un punto es difícil parar. Parece que muchas chicas se han creído aquello de que tienen el control de la situación; o tal vez se sienten obligadas por el ambiente a ser promiscuas antes que mojigatas. En estas circunstancias, resulta absurdo hablar de anticonceptivos, y los embarazos no deseados se multiplican cada día por todo el mundo. Será porque la naturaleza ha hecho que el juego de la cacería sea irresistible; o porque detrás de tanta racionalidad y derechos legales, sigue habiendo un macho persiguiendo a una hembra y una hembra dejándose conquistar, más o menos voluntariamente. Lo demás es querer ponerle puertas al campo, y luego los perjudicados siempre son los más indefensos: los bebés no natos.
Música: Imagination - Just An Illusion