Parece ser que una ministra brasileña ha tenido la brillante idea de agilizar los trámites de divorcio a través de una página web. De este modo, bastará con hacer clic en la opción "divorcio" para que el proceso esté en marcha; aunque, eso sí, sigue costando dinero. Es como si todos los países del mundo tuvieran el famoso botón rojo de la Casa Blanca que lanza los misiles nucleares. La tentación de apretarlo ante el más mínimo conflicto sería tan fuerte, que dudo mucho que no lo hubieran hecho ya. Incluso una persona felizmente casada como yo, si hubiera tenido un botón de divorcio en la pantalla, es posible que lo hubiera pulsado varias veces en plena discusión.
Tendrían que poner otro botón al lado de "matrimonio". Así, cada vez que la pareja se reconcilie podrá optar por volver a casarse por un módico precio. Los ingresos estatales con este sistema serían astronómicos. Algunas parejas se pelean y reconcilian varias veces por semana. En todo caso, frivolizar el tema de esta manera, es una muestra más de cómo el matrimonio ha perdido su sentido fundamental. Casarse implica querer seguir juntos para siempre, y el divorcio sólamente debería ser una solución desesperada. Una buena terapia de parejas sería mucho más positiva para la sociedad; pero, naturalmente, resulta mucho más difícil y más caro que hacer un simple clic con el ratón del ordenador en una pantalla.