Dice una encuesta que los niños leen más que los adultos. Naturalmente, a la fuerza. Sin embargo, los libros que les obligan a leer en los colegios no les interesan ni es probable que los aficionen a la lectura. Cuando era pequeña, nos hacían leer literatura clásica que, a menudo, resultaba ser aburrida para nosotros. Sin embargo, esas obras tenían una calidad indiscutible, porque con el tiempo, generalmente, sólo subsiste lo que vale la pena.
Los libros que leen los niños son de unas editoriales muy conocidas que supongo que hacen un gran negocio con ellos. Los escritores, cuyos libros recomienda el ministerio, tienen ya la vida solucionada. Pero esos libros, casi siempre, contienen tramas y argumentos de adultos adaptados, teóricamente, a la mentalidad infantil y sin substancia. La realidad es que, en el mejor de los casos, no captan el sentido de la historia. En los peores, reflejan comportamientos inadecuados o historias tristes y desagradables que les dejan un mal sabor de boca.
Los cuentos infantiles de toda la vida ya no se llevan, porque dicen algunos que son sexistas. Yo sólo sé que crecí con esos cuentos y, aunque yo no soy un ejemplo de ello, casi todas mis compañeras de curso estudiaron una carrera y son económicamente independientes. Mis hijos se aficionaron a la lectura a través de Enid Blyton y todavía hoy sigue siendo la lectura favorita de la pequeña. A pesar de que pertenecen a otra época y costumbres ajenas, siguen enganchando a los niños como antes. Luego están los libros de fantasía y Harry Potter, que son más para adolescentes. Ahí sí se pueden encontrar historias interesantes.
Los libros de texto no han sufrido apenas cambios en el tiempo. Siguen utilizando un lenguaje demasiado técnico y formal, incluso los de primaria. Ya me imagino que las personas que los escriben son gente culta, pero no tiene sentido obligar a los niños a aprender párrafos enormes que apenas entienden. Así, en cuanto tengan ocasión, abandonarán el hábito de la lectura y nunca más lo echarán de menos en sus vidas, especialmente si tampoco ven a sus padres leer en casa. Por suerte, de vez en cuando encuentro algún libro infantil que realmente vale la pena, pero no suelen ser de los recomendados o de los más conocidos.
Música: El canto del loco. Peter Pan