Hoy en día se quiere solucionar todo con pastillas o vacunas a mayor gloria de las empresas farmacéuticas. Yo no confío demasiado en los psicólogos en general porque pienso que la empatía es una capacidad que se tiene o no se tiene, y no se puede aprender en los libros. Así, muchos psicólogos tiran de receta en cuanto se encuentran con un niño diferente, que se sale de los cauces establecidos. Si yo hubiera nacido más tarde seguro que me habrían diagnosticado Síndrome de falta de atención. Pero lo que me pasaba es que me aburría mucho en clase y me ponía a pensar en otra cosa, con lo cual al final me perdía las explicaciones importantes. Es algo muy común entre los superdotados y ninguna pastilla hubiera podido evitarlo.
En cuanto a los hiperactivos, habrá de todo. Hay niños que simplemente son un poco más revoltosos de lo normal y no les hacen un favor señalándolos y dándole más importancia de la que tiene, cuando realmente lo que buscan la mayoría es precisamente llamar la atención. Muchas veces se encuentra detrás un problema de celos no asumidos. Por los casos que conozco, puedo decir que un niño que se cría a su aire es fácil que acabe siendo hiperactivo. Si se pasan el día en su cuarto, donde tienen su propio televisor, consola y ordenador; si, desde pequeños, juegan solos sin seguir las reglas; si nadie les enseña que hay ratos en que es necesario estar quietos y callados; si no saben lo que es aburrirse porque siempre tienen algo entre manos...; es natural que no aprendan a relajarse nunca.
Los niños siguen su instinto natural que, en algunos casos, les lleva a estar siempre en movimiento. Dicen que está relacionado con el modelo de cazador. Pero, si tienen una familia que se sienta con ellos a pintar, o leer, o ver una película en silencio, ese instinto se puede ir moderando. Sin embargo, si acuden únicamente a los fármacos, tendrán un hijo domado de forma artificial, pero que no ha aprendido a comportarse. Aparte de los efectos secundarios que pueda sufrir en el futuro. La farmacia nunca podrá sustituir a la familia. He leído que en Holanda, uno de cada tres niños están siendo tratado médicamente por hiperactividad o déficit de atención. Las consecuencias se verán en unas décadas.