Se van a utilizar miles de palabras en estos días para referirse al cantante que ha muerto. No hace falta decir que ante todo era original, que tenía un sentido del ritmo asombroso y revolucionó la música en su momento. También se sabe que no estaba bien de la cabeza, probablemente porque le robaron su niñez. Sus relaciones con los niños eran dudosas y parece ser que no quería envejecer ni morir. Luchando por esta obsesión fue modificando su cuerpo hasta parecer un cadáver revivido. Por otra parte, consiguió llegar a ser más blanco que la mayoría de nosotros. El dinero, la fama y el poder fueron demasiado para él.
Pero eso es sólo una parte de la historia. He leído que Michael Jackson es la persona que más dinero ha donado a la beneficiencia en toda la historia: trescientos millones de dólares. Tal vez esa cifra no sea más que un uno por ciento de todo lo que llegó a ganar en vida, pero aún así le honra. Otros lo tienen y se lo quedan. También gastó una fortuna en tonterías, buscando de esa manera hallar la felicidad. Me temo que no lo consiguió, pero sí que nos hizo felices a muchos cuando disfrutábamos con su música, sus bailes y el entusiasmo que desbordaba en todas sus actuaciones. Descanse en Paz y espero que al fin haya encontrado lo que necesitaba.
Música: recomiendo el videoclip de "Man in the mirror", donde destaca esta faceta del genio.