La realidad es única. No depende de la opinión de cada cual. Sin embargo, en esta sociedad inmadura en que vivimos, mucha gente no quiere saber la verdad. Quiere que le dén la razón, haga lo que haga. La frase "la verdad os hará libres" fue pervertida hace poco como "la libertad os hará verdaderos". De este modo, la realidad se compone únicamente de lo que pensamos y sólo es real aquello que nosotros queramos reconocer como tal. Esta máxima es muy grave, ya que permitiría, por ejemplo, que algunos sostengan que una semilla que se encuentra dentro de una manzana no pertenece al mismo género que el árbol del manzano; o que un feto sólo es ser humano a partir de la semana quince de vida. Eso explica también por qué algunos padres prefieren no saber si su hija ha abortado un nieto suyo. La verdad es muy molesta y ha perdido su valor. La han sustituído el relativismo, la indiferencia y la demagogia.
Por ejemplo, cuando escribo sobre fidelidad, pienso que alguno estará diciendo: ésta no puede ser infiel porque nadie la miraría dos veces. Pero no sabéis si es verdad. Existe una idea generalizada en buena parte de la sociedad sobre que los católicos de derechas no ligamos, sino que nos casamos directamente y, por supuesto no nos gusta el sexo. Es como una película que se llamaba "los blancos no la saben meter. Los estereotipos mandan en nuestro país. Si dedicáramos a conocer la verdad el tiempo que dedican algunos a sacar conclusiones gratuitas sobre todos los temas, desde luego, nos iría mucho mejor. También, si le devolviéramos a la ciencia el papel que le corresponde, desechando interpretaciones personales interesadas. La realidad se demuestra científicamente y, si un feto tiene el mismo adn que un adulto, no debería haber ninguna duda de que es un ser humano con todos sus derechos humanos. Otra cosa es volver al oscurantismo.
Sin embargo, cuando se tiene conocimiento sobre todos los datos y puntos de vista, es mucho más fácil llegar a conclusiones. Claro que eso requiere un esfuerzo que la mayoría no están dispuestos a realizar. "El conocimiento verdadero no se obtiene por la mera aglomeración de datos desmenuzados, servidos bajo una apariencia de accesibilidad que nos convierte en destinatarios pasivos. El conocimiento verdadero exige que sepamos otorgar cohesión a esos datos y, sobre todo, que busquemos sus raíces originarias, para así obtener una perspectiva plenamente comprensiva. Sin esa perspectiva, sin esa capacidad para rastrear en el pasado y proyectar el fruto de nuestras indagaciones sobre el futuro, no existe verdadero conocimiento, sólo sujeción a un presente ilusorio que es fármaco venenoso para la memoria, servil adoración al becerro de oro de la actualidad". Juan Manuel de Prada.
Música: joaquin sabina - amores que matan.