Tener hijos es lo único que realmente consuela cuando sufres las pérdidas inevitables de tus seres queridos más ancianos. También sirven los sobrinos, o incluso hijos de amigos muy cercanos. Convivir con un niño pequeño, verlo crecer e ir descubriendo el mundo paso a paso, te devuelve a un estado de ilusión y esperanza que sólo da la infancia. Un bebé es una criatura indefensa bastante molesta que, sin embargo, consigue que todos estén pendientes de sus necesidades. Basta una sonrisa o un nuevo gesto para compensar las noches sin dormir y el cansancio. Un niño llena de vida la familia más triste y agotada.
Cuando las fuerzas de la juventud empiezan a abandonarte y ya no te quedan nuevos retos por los que luchar, la llegada de un nieto es una fuente inagotable de energía, que cura la melancolía y mitiga todos los dolores. Cada niño que nace es un regalo de Dios a la humanidad. Tan pequeño, tan frágil, sin embargo, es único y valioso porque es la única garantía de futuro de su familia y de su pueblo. Es una semilla de eternidad. Cuando oigo hablar de los fetos como si fueran tumores que hay que estirpar; cuando escucho que se considera un derecho acabar con la vida de una persona en ciernes; se me parte el corazón y no puedo soportarlo.
Ese feto de apenas unos centímetros tal vez podría haber sido un gran sabio que encontrara la solución a los problemas de la humanidad; o tal vez sería un buen padre o madre de familia, cuya contribución hiciera este mundo un poco mejor. Cada una de esas personas, con cuyos restos quieren comerciar como si fueran carne de carnicería, sería, si lo dejaran, alguien con sus propios afectos e intereses, tan fuerte o tan débil, tan bueno o tan malo como cualquiera de nosotros. ¿Quién puede negarles la oportunidad de seguir existiendo? Si acabamos con los niños, podremos tener una vida más cómoda y despreocupada, pero será una vida sin sentido y sin alegría de vivir.
"Sólo alguien que no tenga nada que perder y todo para ganar puede cometer semejante crimen. La sangre del unicornio te mantiene con vida, incluso si estás al borde de la muerte, pero a un precio terrible. Si uno mata algo puro e indefenso para salvarse a sí mismo, conseguirá media vida, una vida maldita, desde el momento en que la sangre toque sus labios". Harry Potter y la piedra filosofal