Me molesta que empiecen los telediarios con la pasarela de moda, como si no hubiera algo más importante de que hablar. Lo que ocurre es que todas las cadenas traen las noticias de los mismos distribuidores y por eso se parecen tanto. La ropa que anuncian (aparte de ser horrorosa en algunos casos), sólamente está al alcance de unos pocos, y seguimos en crisis. Me temo que a la hora de elegir temas pesa más el dinero, como siempre. La austeridad distingue a los buenos cristianos. Quiero decir, que existen tres clases de católicos: los de carnet, esto es los bautizados; los de boquilla, que se creen que la iglesia es de su propiedad; y luego están los católicos de verdad, donde espero encontrarme. Aunque tuviera ese dinero, jamás se me ocurriría gastarme mil euros en dos metros de tela. Un buen católico procura parecerse a los primeros cristianos, aquellos que hacían vida en comunidad.
Nunca cambian de coche si todavía funciona bien, sólamente por mejorar su imagen pública.
Nunca van a misa con abrigo de visón y taconazos. Van correctos y sencillos.
Nunca viajan en los puentes si no es a visitar familia o en ocasiones especiales.
Nunca compran el último modelo de electrodoméstico a no se que no les quede más remedio. Compran lo estrictamente necesario.
Como suelen ser familias numerosas, los juguetes y la ropa se comparten y pasan al siguiente. No tiran nada. Cuando no sirve se lo entregan a una ong.
No entregan grandes cantidades de dinero a sus hijos para que dispongan como quieran. Sólo por cumpleaños o como recompensa a su esfuerzo, alguna cantidad simbólica.
Controlan las amistades de sus hijos y limitan las horas de televisión e internet.
Mantienen un control de horarios y disciplina familiar para todos los miembros por igual. Los horarios y los estudios no son negociables.
No empiezan nunca polémicas, pero tampoco se callan si se ven implicados.
Defienden siempre el derecho a la vida y la libertad de conciencia.
Es decir, que existen muchos que se dicen católicos e incluso practicantes, pero a menudo caen en el consumismo y la soberbia, dando una imagen muy equivocada sobre lo que enseña Jesucristo. Os paso el evangelio del miércoles de ceniza:
"Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará".